9. Protestantismo y Política en
América Latina
9.1.
Los evangélicos en la política peruana
La presencia de los evangélicos
en el campo de la política aparece relacionada con el Partido Aprista Peruano.
La vinculación más singular fue la que existió entre Víctor Raúl Haya de la
Torre y Juan A. Mackay, misionero de la Iglesia Libre de Escocia y fundador del
colegio Anglo- peruano, hoy San Andrés. Haya de la Torre se desempeñó como
profesor del Anglo-peruano desde 1919 y tuvo un acercamiento a la comunidad
evangélica. Siendo presidente de la Federación de Estudiantes del Perú, Haya de
la Torre invitó, además de Mackay, a Samuel Guy Inman (1877-1965), misionero
evangélico norteamericano que fue secretario general del Comité de Cooperación
para América Latina (CCLA). Institución que agrupaba las misiones evangélicas
norteamericanas y canadienses que trabajaban en Latinoamérica. Guy Inman
también fue director de la revista "La Nueva Democracia", vocero del
CCLA, y llegó a escribir en la revista "Claridad", órgano de difusión
de la Federación de Estudiantes, luchador incansable del Panamericanismo, hasta
la crisis del '30. Después de esta crisis Inman empieza a invitar a varios líderes
apristas e intelectuales latinoamericanos a escribir en la revista, y a
discutir sus ideas de Indoamericanismo. Entre los líderes se encuentran Luis
Alberto Sánchez, Manuel Seoane, Antenor Orrego y el propio Haya de la Torre.
Los temas fueron variados, desde la "Defensa de la Democracia" hasta
comentarios y análisis puntuales acerca de la presencia de las misiones
protestantes en Latinoamérica". La "Nueva Democracia" constituyó
una tribuna para la discusión de las ideas apristas y se observa que muchos
evangélicos asumen la doctrina aprista, a pesar que uno de los principales
postulados era "Contra el Imperialismo Yanqui". Los evangélicos, en
Lima como en el interior del país, eran parte del movimiento aprista. Durante
las décadas de los treinta a los cincuenta, ser evangélico era sinónimo de ser
aprista, mas no todo aprista era evangélico. Existe un evidente acercamiento a
Haya de la Torre por parte de los misioneros evangélicos de origen europeo,
vinculación a la que no es ajeno otro de los líderes históricos del Partido
Aprista, Luis Alberto Sánchez, quien publica en la revista LEADER, del Colegio
Anglo-peruano, artículos sobre Haya de la Torre. Existen otros miembros del Partido
Aprista Peruano de filiación evangélica que nos podrían dar mayores alcances.:
el doctor José Ferreira y el ingeniero Pedro Arana; el primero como
parlamentario y el segundo como constituyente.
9.1.1. José Ferreira García: pionero de
los evangélicos en el Parlamento
José Ferreira nació en la ciudad
de Iquitos el 8 de noviembre de 1922, hijo de don José Ferreira Lima,
inmigrante brasileño, y de doña Manuela García García, de Moyobamba,
departamento de San Martín. Se convirtió a la iglesia evangélica junto con sus
hermanos por ser esa la doctrina de su padre, y al llegar a Lima, en 1943, se
hizo miembro de la Iglesia Evangélica Peruana (IEP) de la calle Pachitea. Su
relación con personajes de la iglesia como Ignacio Zúñiga, Saúl Barrera, Félix
Calle, Federico Muñoz, Herbert Money o el mismo pastor de la iglesia Juan Ritchie,
consolidó su carácter cristiano y su espíritu de apoyo a los demás. Viaja a
Lima siendo muy joven y luego realiza trabajos de contabilidad en la ciudad de
Cerro de Pasco. En 1953 fue concejal de la provincia y en 1956 es elegido
diputado por Pasco al parlamento nacional en la lista del Frente Parlamentario
Democrático, elección conseguida gracias al voto aprista pues el Frente era de
mayoría aprista. En 1956 el APRA no participa en los comicios electorales
convocados por Manuel A. Odría. En 1962 se afilia al Partido Aprista Peruano y
acepta postular a la Cámara de Senadores llegando a ser elegido, pero el golpe
de Estado del general Pérez Godoy quiebra la continuidad democrática y el año
siguiente es nuevamente elegido para representar al departamento de Pasco. Ferreira
tuvo una participación activa en la Iglesia Evangélica Peruana. Desde su
llegada a Lima trabajó en la Unión de Esfuerzos Cristianos y en diversas
oportunidades fue elegido diácono de la iglesia. Sin embargo, su actuación más
notable tuvo lugar en dos congresos importantes de las iglesias evangélicas en
Latinoamérica: primero, en 1961, como vicepresidente de la II Conferencia
Evangélica Latinoamericana (CELA II), en la ciudad de Lima; y luego, en 1969,
en la III CELA, en la ciudad de Buenos Aires, donde actuó como representante
del Perú y presentó su ponencia: "Deudores somos al mundo". En 1985
Ferreira es elegido nuevamente como senador de la República por el partido
aprista, obteniendo 18,027 votos. Era la primera vez en la historia republicana
que el APRA llegaba al poder, ahora conducido por Alan García Pérez. En esta
oportunidad el doctor José Ferreira buscó en los evangélicos los votos que le
permitirían ingresar nuevamente al parlamento nacional.
9.1.2.
Pedro Arana Quiroz
Miembro de la
Asamblea Constituyente de 1978, Pedro Arana es autor del libro "Testimonio
Político" donde narra su posición respecto al Partido Aprista. El pastor
Pedro Arana realizó estudios en el colegio San Andrés (antes Anglo-peruano),
ingresando en 1958 a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos para estudiar
Ingeniería Química. Viaja posteriormente a Escocia para estudiar en la Facultad
de Teología de la Universidad Libre de Escocia, presentando en 1969 su tesis "Providencia
y Revolución" donde invitaba a los cristianos evangélicos a participar
activamente en política. Miembro de la Iglesia Presbiteriana, asume luego la
Secretaría Regional de la Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos,
cargo que desempeñó hasta su ingreso en la Asamblea Constituyente en 1978.
Invitado por José Ferreira para que postulara en calidad de evangélico en la
lista aprista para la Asamblea Constituyente, Arana logra convertirse en
constituyente obteniendo la cuarta votación más alta de esa agrupación
política, sólo antecedido por tres líderes históricos del Apra: Víctor Raúl
Haya de la Torre, Luis Alberto Sánchez y Ramiro Prialé, con 8,807 votos
preferenciales, por encima de otros importantes líderes como Andrés Townsend
que en esa ocasión tuvo 7, 789 votos. A partir de las elecciones a la Asamblea
Constituyente en 1978 el voto evangélico se constituye en una atractiva oferta
en el mercado electoral, y los evangélicos son vistos con simpatía por los
candidatos al Congreso. La población evangélica había crecido, su voto podía colocar
a varios candidatos en el Parlamento. Pedro Arana va a recibir el apoyo
evangélico para su elección, constituyéndose es el segundo evangélico que
ingresa al Congreso por el Partido Aprista Peruano.
9.1.3. La
Participación Institucional: Los Partidos Evangélicos (1980-1990)
La participación política individual
de los líderes evangélicos no satisfizo a los movimientos, religiosos
cristianos, cuyas plataformas habían sido ampliadas al terreno social, económico
y político. Por esa razón deciden agruparse formando movimientos que les
permitan ingresar en el escenario político con sus propias fuerzas y
defendiendo sus propias ideas.
9.1.4. Movimiento Frente Evangélico (FE)
Después de la Asamblea Constituyente,
el gobierno de las Fuerzas Armadas, presidido por el general Francisco Morales
Bermúdez, llama a elecciones presidenciales para el período 1980-1985 tras doce
años de interrupción de la vida democrática en el país. En esta coyuntura se
forma el primer movimiento organizado por los evangélicos para la participación
política. El Frente Evangélico (FE) pretendía juntar a pastores y líderes de
las distintas congregaciones evangélicas para elegir candidatos al Parlamento
una de ellas fue el pastor Carlos García. El Frente Evangélico logró una buena
organización, convirtiéndose en un movimiento político confesional pero no
contó con las bases ideológicas para un pensamiento social evangélico,
condición que hasta la fecha no se ha producido en el país ni en el continente.
El FE dejó de existir por varias razones: falta de madurez, de recursos
económicos y de un liderazgo representativo entre otras causas. Pero la
propuesta quedó sembrada y dejó la impresión de que se avecinaban nuevos
vientos en el escenario político peruano.
9.1.5. Asociación Movimiento de Acción
Renovadora (AMAR)
Este movimiento surgió en la
coyuntura política de 1985- 1990 Y sus reuniones se llevaron a cabo con el
apoyo del Con- cilio Nacional Evangélico del Perú (CONEP). Figuraban como
cabezas del movimiento Abner Pinedo, Carlos García, Víctor Arroyo, entre otros
líderes. El movimiento trabajó en la confección de una lista para el
Parlamento, pero la falta de tiempo y otra vez la inmadurez política bloquearon
el deseo de consolidar AMAR, así como la decisión del CONEP de no seguir
apoyándolo.
9.1.6. Unión Renovadora del Perú (UREP)
Movimiento que surge, también, en
la coyuntura electoral del 90, paralelo a CAMBIO 90; fue dirigido por el finado
pastor Domingo Tasayco. De tendencia política subterránea, UREP surgió para postular
a la presidencia, pero finalmente la falta de recursos económicos lo obliga a
postular solamente con lista parlamentaria por Lima. Varios de sus líderes
pasan a la lista de CAMBIO 90 al tomar conocimiento de que el movimiento del
ingeniero Alberto Fujimori contaba con la aceptación de las principales redes
evangélicas para su participación electoral.
9.1.7. La Participación Evangélica En El
Período 1990-2000
La participación masiva de los evangelistas a favor
del candidato de CAMBIO 90, ingeniero Alberto Fujimori, le dio a esta
candidatura el impulso necesario para que llegara a ocupar el segundo lugar en
la primera vuelta electoral de ese año, detrás del candidato del Frente Democrático
(FREDEMO), el escritor Mario Vargas Llosa. El ingreso de 17 parlamentarios
evangélicos al Congreso (4 al Senado y 13 a la Cámara de Diputados) fue la
señal distintiva de que los evangélicos ingresaban por primera vez, en forma
masiva, a la política peruana. En la segunda vuelta electoral de 1990 los
ánimos entre los evangelistas se elevaron aún más al saberse que, además de
contar con los evangélicos ya electos al Parlamento, el ingeniero Fujimori
había decidido llevar a un pastor evangélico como segundo Vicepresidente de la
República. El pastor bautista Carlos García, fue uno de los nexos para que la
comunidad evangélica apoye a CAMBIO 90, mientras que otro pastor bautista,
Pedro Vílchez, se encargaba de visitar las iglesias, locales de todo el país, y
varias veces lo hizo junto al ingeniero Fujimori. La segunda vuelta tuvo
diversos matices en la contienda electoral, pero lo que quizás fue motivo de
discordia y de trabajo sucio fue la llamada "Guerra Santa". Ésta
se llevó a cabo a propósito de varias cartas y panfletos en contra de la
iglesia católica y a favor de CAMBIO 90. Pintas y folletos que circularon en
contra de la iglesia oficial, motivaron la crítica al sector evangélico por
parte del arzobispo de turno, monseñor Augusto Vargas Alzamora, comprobándose
al final que la mayoría de folletos era de procedencia dudosa.
Al ganar el ingeniero Fujimori, toma medidas
económicas drásticas que no se encontraban en su discurso el “Fujishock” a sólo
dos semanas de haber llegado al poder. Luego Fujimori exhibe su rechazo al
sector evangélico al mostrarse indiferente con Carlos García y con los miles de
participantes que creyeron en él. Pero un sector de evangélicos asume sus
postulados y va a quedarse en el gobierno. Después del llamado autogolpe del 5
de abril de 1992, los parlamentarios evangélicos son desaforados del Congreso
de la República y pasan a ser parte de la oposición contra el nuevo régimen. La
comunidad internacional presiona para que el ingeniero Fujimori retorne el
camino de la democracia y éste responde con la convocatoria a elecciones para
el denominado Congreso Constituyente Democrático. Las redes evangélicas se
vuelven a tejer, pero la postulación es en distintas listas. Fujimori invita a
algunos pastores y líderes evangélicos, llevando en sus filas al pastor Pedro
Vílchez, quien ingresa al Congreso con Gilberto Siura, Gamaliel Barreto,
Guillermo Ysisola. Este congreso daría la última Constitución de la República.
Las elecciones de 1995, marcan para los evangélicos el inicio de la crisis de
representatividad y la falta de presencia pública en la sociedad peruana. En
esta contienda electoral postularon 58 candidatos evangélicos y el voto se
dividió en dos: el oficialismo, representado por CAMBIO 90-Nueva Mayoría,
postulando 6 candidatos evangélicos; y la oposición, representada en 9 listas
parlamentarias: Unión por el Perú, FRENATRACA, APRA, Apertura para el
Desarrollo, CODE/ País Posible, Movimiento Obras, Movimiento Nuevo Perú,
Partido Popular Cristiano y el Partido Reformista del Perú, participando en
estas listas parlamentarias 52 candidatos evangélicos. Finalmente lograron ingresar al
congreso por el Partido Político Cambio 90; Miguel Quicaña (Presbiteriano),
Gilberto Siura (I.E.P), Pedro Vilchez (Bautista), Gamaliel Barreto (Wesleyano)
y Alejandro Abanto (Pentecostal).
9.1.8. Partidos Evangélicos
Confesionales durante el Fujimorato
Aparecieron nuevos movimientos políticos de tendencia evangélica desde
1994 hasta la fecha, entre ellos:
(1). Movimiento Presencia Cristiana, integrado por Víctor Arroyo
(I.E.P), Pedro Merino, José Ferreyra jr. Nelson Ayllon (Presbiteriano), Alcides
Rodríguez (ACM), René Castro (Metodista), Moisés Miranda (Bautista) entre
otros. Algunos postularon por Unión por el Perú, pero ninguno ingresó, sin
mayor relevancia no funciona el día de hoy.
(2). Libertad en Democracia Real (LIDER), integrado por Juana
Avellaneda (wesleyana), Hugo López, Daniel Quevedo (A.C.M), Felipe Medina
(Hermanos Libres), Francisco Torres (Pentecostal) Segundo Cerna (Igl. de Dios) también
movimiento en oposición al fujimorismo, se presento en las elecciones
municipales de 1998, no logrando ninguna alcaldía, igualmente no funciona hoyen
día.
(3). Fraternidad Nacional, fundado por Guillermo Ysisola y el pastor
Jesús Hurtado, miembros de la Iglesia Bíblica Bautista.
(4). Movimiento de Integración para el Desarrollo (MIDE) fundado por
Noé Malpartida miembro de la A.C.M logrando inscribir algunos candidatos en
Coronel Portillo, Pucallpa en 1998.
(5). Nueva Imagen, movimiento de carácter regional iniciado en
Huancayo 1998.
(6). Movimiento Cristianos en Acción, fundado en la provincia de la
Libertad
(7). Movimiento Opción 2000 fundado en1998 por el ps. Moisés
Chuquillanqui en Chosica, fue candidato a la alcaldía de Chosica.
(8). Movimiento Solidario, fundado por Ricardo Alvarado (A.D) ns/
(9). Movimiento Independiente Vida, promotor Javier Colombati, fundado
en Barranco-Lima, ns/
(10) (Unidad Democrática Nacional, fundado en 1997 por Rafael Goto
(Peregrinos), Pablo Correa (Bautista), Mario Márquez (I.E.P) ns/
(11). Unidad Cristiana
(12). Movimiento Perú para Cristo fundado por el ex fiscal Napoleón
Negron (A.C.M) en el año 2000.
(13). Movimiento Ama a tu Prójimo, fundado en 1998 por el contador
Juan Teves, miembro de la Iglesia bíblica Emmanuel.
9.2. Protestantismo y política
en Centro y Sud América
El 6 de octubre del
año 2002 más de cuatro millones de personas votaron por Rosinha Garotinho para
gobernadora del Estado de Río de Janeiro en Brasil. Se trata de una periodista
presbiteriana ampliamente conocida, quien fue precedida en el mismo cargo por
Benedita da Silva, una líder afro-brasileña muy popular, miembro de las
Asambleas de Dios . Estas mujeres evangélicas han llegado a conseguir éxito en
la política como miembros de partidos socialistas, y resultan así símbolos de
un cambio de los estereotipos tradicionales con que se suele describir a los
evangélicos latinoamericanos. Las historias de estas mujeres muestran que los
evangélicos no sólo están contribuyendo a una reforma del tradicional machismo
latinoamericano, sino también respondiendo a los desafíos en el campo político
y social que tanto protestantes tradicionales como pentecostales enfrentan como
resultado del crecimiento numérico de sus iglesias. Hay también una nueva
fuerza religiosa que está emergiendo y que podría ser descrita como
para-evangélica. Proviene de algunos católicos carismáticos que rompieron con
Roma (caso de la Iglesia Agua Viva en el Perú), de algunas misiones de las
llamadas «mega-iglesias» carismáticas de Estados Unidos (caso de la Iglesia
Verbo en Guatemala), o grupos que se separaron de iglesias evangélicas
tradicionales. Algunas de estas se han conectado con el llamado movimiento
«neo-apostólico» que personas como Pedro Wagner se esfuerzan en controlar desde
los Estados Unidos. Estas iglesias para-evangélicas inicialmente buscan
legitimación vinculándose a los evangélicos. Sin embargo, su crecimiento
numérico, su desprecio por la definición teológica, su capacidad de desarrollar
formas de vida eclesial pertinentes a la cultura pos-moderna, y su pretensión
de ser algo nuevo y original, puede convertirlas en una nueva fuerza
religiosa diferente tanto de los evangélicos como de los católicos.
La prensa
estadounidense, tanto religiosa como secular, nos recuerda con frecuencia que
en las décadas más recientes en América Latina se ha dado un crecimiento
notable de las iglesias evangélicas, especial pero no únicamente de las de tipo
pentecostal. Se ha escrito mucho sobre ese «crecimiento espectacular». La
edición más reciente del libro Operation World —una guía estadística
generalmente bien informada— hace referencia a un total de 55 millones de
evangélicos en Latinoamérica y el Caribe. Al mismo tiempo cuestiona otro
cálculos más optimistas que podrían ser el resultado «en buena parte de una
forma pentecostal exuberante de ofrecer cifras estadísticas» . Un análisis
cuidadoso y más detallado muestra un crecimiento constante en lugares como
Colombia donde los evangélicos eran 85.000 en el año 1968 (0,43% de una
población de diecinueve millones) y llegaron en el año 2000 a la cifra de dos
millones (o sea 5% de una población total de 38 millones. Con la persistente
atención que prestan tanto los sociólogos como las jerarquías católico-romanas
a este fenómeno, ya contamos con numerosos análisis cualitativos del
crecimiento numérico que nos pueden servir de base para una reflexión
misionológica.
9.2.1. Urge Formación Política Evangélica
Frente a ese
crecimiento numérico constante la capacitación de líderes pasa a ser una de las
tareas más urgentes. La educación teológica por extensión fue una de las formas
creativas con que algunos misioneros respondieron a este desafío en la década
de los años 1960. Se trataba de una alternativa funcional a las formas más
tradicionales de educación teológica y capacitación de líderes. Hay seminarios
y escuelas bíblicas denominacionales e independientes que llevan más de un
siglo de servicio y que continúan ofreciendo una valiosa formación para
pastores, misioneros y líderes. Junto a estas instituciones hay organizaciones
de las llamadas para-eclesiásticas tales como la Comunidad Internacional de
Estudiantes Evangélicos, Juventud para Cristo, Unión Bíblica y Juventud con una
Misión que han contribuido de manera especial a la formación de líderes laicos
y a despertar vocaciones para el ministerio cristiano. Más recientemente, sin
embargo, ha habido una tendencia constante y creciente a elevar el nivel
educativo de las instituciones teológicas a fin de hacerlas compatibles con los
requisitos de las autoridades educativas para así conseguir valor oficial para
los estudios teológicos. Cierta medida de pluralismo y aceptación social en
sociedades relativamente secularizadas explica esta búsqueda de reconocimiento
social. Diversas instituciones educativas evangélicas están desarrollando
diversos programas de capacitación. La Universidad Bíblica Latinoamericana ex
Seminario Bíblico Latinoamericano de Costa Rica conocido por su énfasis en la
Teología de la Liberación y el Seminario Bíblico de Medellín, Colombia, gozan
ahora del nivel universitario y varios seminarios denominacionales en todo el
continente buscan este nivel. Mientras tanto varias mega-iglesias
para-evangélicas están creando sus propias escuelas bíblicas con un fuerte
contenido carismático. Las Asambleas de Dios han montado un programa
semi-residencial por extensión con varias sedes en América Latina, acreditado
por su Seminario de Springfield en Missouri, Estados Unidos. La Alianza
Cristiana y Misionera ha desarrollado un programa semi-residencial a nivel de
Maestría, con varias sedes nacionales y acreditado por la Universidad
Evangélica de las Américas de Costa Rica. Hay varios otros esfuerzos
cooperativos para canalizar fondos y personal misionero en forma mancomunada
con iglesias latinoamericanas, en respuesta a las demandas críticas de la
capacitación de líderes. En esto la Convención Bautista del Sur, se ha quedado
un paso atrás, al no brindar atención a la capacitación teológica en
Latinoamérica.
No
obstante y pese a las limitaciones las iglesias y la vida política en las
décadas que siguieron a la revolución cubana de 1959 dieron lugar a grandes
expectativas sobre el posible impacto político y social de la presencia
evangélica en América Latina. Es innegable que ha habido un impacto social
significativo por lo menos en tres aspectos diferentes. Primero,
las condiciones sociales de pobreza y
opresión se han agravado, y sus víctimas son principalmente los jóvenes y los
niños, afectados por el terrorismo, la violencia política, la desintegración
familiar. Frente a todo ello las iglesias y misiones evangélicas han demostrado
una capacidad excepcional para movilizar recursos y voluntarios creando redes
de apoyo a proyectos de servicio. Así por ejemplo la Red Viva, una
iniciativa de la Misión Latinoamericana, ha conseguido conectar a un buen
número de agencias y personas que trabajan con la niñez en riesgo a lo largo
del continente. Segundo, el crecimiento
de la iglesia entre las poblaciones indígenas ha probado que el Evangelio tiene
un poder redentor al elevar los niveles de vida y la capacidad de auto-ayuda y
auto-gestión de la población. Estudios de antropólogos y sociólogos
neutrales de fuera del campo evangélico han demostrado este impacto social en
países como Guatemala, México, Ecuador, Perú y Bolivia. Tercero, el crecimiento pentecostal entre los pobres
de las grandes ciudades ha tenido el mismo efecto redentor aunque en escala
menos visible, ya que es más difícil de detectar y medir. En cualquier caso
ha servido para ayudar a los pobres de las grandes ciudades, en sus luchas por
sobrevivir en la selva urbana. Sería de
esperarse que hubiese una progresión lógica de la transformación social a la
acción política pero después de tres décadas de presencia evangélica en la
política latinoamericana las serias dudas y desilusiones han llevado al punto
del sonrojo y la vergüenza. Hay estudiosos como Paul Freston del Brasil que han
venido investigando cuidadosamente el asunto, reuniendo datos y estadísticas y
trabajando con un equipo en diferentes partes de América Latina. Hay un
espectro amplio de experiencias dentro de dos líneas generales de acción. En
lugares como Guatemala evangélicos carismáticos llegaron a situaciones de poder
como en el caso de Efraín Ríos Montt luego de un golpe militar y Jorge Serrano
Elías como resultado de un proceso electoral. El primero ha tenido dificultades
en la prosecución de su carrera política debido a las acusaciones de genocidio
de comunidades indígenas durante las operaciones militares contra las guerrillas
en su gobierno. Por su parte Serrano Elías tuvo que renunciar y exilarse frente
a las presiones provocadas por la probada y extrema corrupción de su gobierno.
9.2.2. El Caso Peruano
En el caso del
Perú, hubo un pastor bautista elegido Vice-Presidente y varios evangélicos
elegidos en el Congreso durante el primer gobierno de Alberto Fujimori. Con un
golpe de estado Fujimori anuló al Vice-presidente y se deshizo del Congreso.
Luego en su segunda elección otros evangélicos llegaron al Congreso pero
durante su período de gobierno no se puede señalar absolutamente ninguna
iniciativa de legislación o vida política que de alguna manera reflejara la
experiencia social de los evangélicos de ese país. Los congresistas evangélicos
no mantuvieron en su vida pública ninguna de las características típicas de la
ética social protestante. A falta de convicciones políticas básicas y de
claridad ética estos políticos elegidos con los votos evangélicos se dejaron
guiar solamente por la conveniencia personal y el oportunismo, como cualquier
otro político sin convicciones lo haría. Hay, sin embargo, otra línea de
conducta que no debe pasarse por alto. Miembros de iglesias tradicionales
elegidos para la función política tales como el metodista José Míguez Bonino en
Argentina, o los presbiterianos Pedro Arana en el Perú y Jaime Ortiz Hurtado en
Colombia hicieron aportes significativos al debate y la legislación de sus
países basados en su fe evangélica. Conforme pasa el tiempo será inevitable que
más evangélicos resulten elegidos en los años venideros. Así pues, las iglesias
evangélicas son desafiadas a proveer una pastoral para sus políticos y los
teólogos y pastores tienen la tarea de articular una ética contextual en lo
social y político nutrida de la fe protestante. Una política evangélica responsable requiere de una
ética política y una teología de la política, del poder y de la mayordomía de
la creación. Acciones para fortalecer la participación política de los
evangélicos incluyen la formación de líderes, participación en la sociedad
civil, el planteamiento de proyectos de nación, la cooperación con otros grupos
y el trabajo interdisciplinario. En su participación política los evangélicos
deben buscar discernimiento espiritual apoyado por una teología bíblica,
acompañamiento pastoral y una espiritualidad militante.
9.3. Los Evangélicos y el poder
político de cara al tercer milenio
La experiencia obtenida en el '90 ha permitido que nuevos movimientos y
nuevos rostros aparezcan en la política peruana, pues en las elecciones recientes
fueron registrados más de cincuenta candidatos evangélicos en distintas listas
parlamentarias. En estas listas hubo candidatos pertenecientes a iglesias
bautistas, presbiterianas, metodistas, pentecostales, wesleyanas, Asambleas de
Dios, independientes, Alianza Cristiana
y Misionera, Iglesia Evangélica Peruana, luteranas; entre los cuales figuraron pastores, cantantes, ingenieros,
administradores de empresas, abogados, sociólogos, periodistas y otros. Ellos deseaban colocar su
propaganda política en las distintas iglesias tanto en Lima como en provincias,
pues el voto evangélico podía determinar el ingreso de un congresista, mas no
la entrada de un candidato a la presidencia de la República. Se consideró a la
mayoría de candidatos como personas desconocidas en el pequeño mundo
evangélico, y a veces se les tildó como personas sin experiencia política y por
ende incapaces de llevar propuestas concretas al Parlamento. Por supuesto, esto
último es la manifestación de un juicio de valor, en el cual nosotros no
debemos ser los que determinen si son o
no capaces. Es peligroso emitir este juicio ya que no los conocemos, pero si
proceden de las distintas iglesias descritas creemos que eso puede servir de
marco para entender que es en las mismas iglesias locales donde se van formando
principios democráticos, tanto en las elecciones de obispos, pastores, diáconos
o miembros de alguna junta local y nacional, como en las diferentes discusiones
para la toma de decisiones concernientes a la práctica y misión de la iglesia.
La iglesia local se constituye en la forma de vida de prácticas y principios
democráticos, ya que inclusive no existe una teología apolítica. La diversidad
de candidatos evangélicos debe servir para encontrar un diálogo entre los
distintos movimientos y partidos políticos, ver cuáles son sus diferencias y
similitudes en las propuestas concretas. Lo ideal sería sistematizar aquellas
que son similares, a fin de buscar la unidad de trabajo en las propuestas que
se llevan adelante. La diversidad debe ser vehículo de unidad y no de
divisiones. Una de las preocupaciones
que existía era, si tal cantidad de candidatos en diferentes listas no
propiciaba la separación de las iglesias por sus opciones políticas, o quebrantaba
las relaciones de unidad entre las iglesias pertenecientes a una misma denominación.
¿Es acaso la diversidad símbolo de la pobreza espiritual y la falta de
formación de una ética social
en los evangélicos? ¿Es necesaria la creación de un partido político evangélico
para la enseñanza y la formación de cuadros políticos? Preguntas como estas se
levantaron al ver la diversidad que tuvimos en estas elecciones. Luego de las
elecciones se constató que cinco candidatos evangélicos habían resultado elegidos
en la lista oficialista de Cambio 90-Nueva Mayoría. Creemos sin embargo, que quienes postulan en las listas parlamentarias
lo hacen por tres razones:
9.3.1 La escena política como
campo de misión
Una de las razones que podemos observar sobre la presencia de evangélicos
en las elecciones parlamentarias, es la concepción de que todo lugar es
"campo de misión". En este
sentido, la escena política se constituye en lugar para la predicación y proclamación
del evangelio, tratando de llevar el mensaje tanto en el Parlamento como en las
instancias del gobierno. por tal motivo no es casual que se formen células
evangélicas con el fin de dar testimonio en el lugar de trabajo a través de la
oración, el testimonio y la lectura de la Biblia.
9.3.2 El testimonio de vida como fuerza de cambio ante la corrupción
Otra de las razones que podemos notar es el testimonio de vida de los
evangélicos. Los evangélicos gozan de la imagen de tener una vida ejemplar, la
cual se manifiesta a través de una vida temperante, no violenta y de cumplimiento
de sus deberes, evidenciando ello el rechazo a todo tipo de corrupción.
9.3.3 La opción del servicio
Otra razón
es que muchos de los que postulan al Parlamento lo hacen por un deseo de
servicio a los demás, ya que se sienten llamados a servir a los que no tienen
voz. Siendo elegidos pueden contribuir a "crear leyes" que permitan
una mejor atención por parte del Estado a tales sectores. Pero estos no deben ser los entes motivado res
de la participación de evangélicos en la política, pues su presencia no debe
circunscribirse a una visión de ser Iglesia; la participación no debe tomarse
como la opción de misión de la Iglesia en un campo blanco. Más bien debe
tomarse como parte del ser ciudadano y de servicio a la nación en general. La
participación debe ser motivo de ser agente de cambio y de transformación
social en todo el ámbito del país. Por tal motivo, aquellos que participan
deben estar conscientes de las necesidades de cambios para el país, habiendo
realizado estudios serios de la realidad en general.
9.4. Los Nuevos Desafíos En La Política Peruana desde
una perspectiva evangélica
La relación fe y política se ha
manifestado en los distintos períodos de la historia de la iglesia evangélica
en el país. Pero es peligroso fundar un partido político con el epíteto de
"cristiano» queriendo llevar como emblema los principios cristianos, en la
creencia que estos son de unos y no de otros, lo cual es caer en las garras de
un fundamentalismo extremo creyendo tener la sola verdad. Hay que mencionar que
los principios cristianos son universales y por ende los valores de amor,
libertad y justicia se tienen como principios fundamentales en cualquier
movimiento político. Si se crea un partido hagámoslo no queriendo llevar
imperativos que no podamos mantener: "Frente Cristiano",
"Democracia Cristiana", "Socialismo Cristiano" y otros
"cristianos", son solamente
modas que parcializan y que no engloban. Mejor creo debemos hacer mención de algunas
opciones de vida, como manifestó de nuestras posturas políticas:
9.4.1 La opción por los necesitados
La opción por los demás debe ser
motivo de trabajo de quienes llegan al poder, frente a un país de extrema
pobreza, de marginación social, de falta de trabajo; consecuencias todas de la
aplicación de una política neoliberal. Se debe atender a tales sectores. Se
debe llevar a cabo políticas de apoyo auto sostenibles no meramente asistencialistas,
que permita crear un espacio de reflexión y cambio frente a la pobreza
existente en el país.
9.4.2 La demanda por la Justicia social
La atención a los sectores más
empobrecidos debe permitir la búsqueda de justicia social, que a su vez debe
ser punto importante en la agenda parlamentaria. La justicia social no debe ser
un ideal más, sino debe llevarse a cabo a través de propuestas concretas que
permitan la emergencia de estos sectores más empobrecidos, manifestándose por
medio de una elevación de los niveles de vida.
9.4.3 El respeto a los
derechos humanos
Una de las
características que ha manifestado la iglesia evangélica es el respeto por los
derechos humanos, tomando como base la Declaración Universal de las Naciones
Unidas. El respeto por la vida humana manifestada a través del hombre como
imagen y semejanza de Dios, debe ser la base de toda postura por los derechos
humanos. Se debe atender los derechos de toda persona no importando su
condición física, social, moral, económica e ideológica. También se debe
denunciar a aquellas personas e instituciones que no respetan el derecho por la
vida, y cumplir así la ley de Cristo.
9.4.4 El apoyo a los nuevos movimientos
sociales
Una de las características más resaltantes en la
historia del movimiento evangélico en el continente, ha sido el apoyo a los
movimientos sociales que se han generado en la década de los veinte. El
congreso sobre obra cristiana celebrado en la ciudad de Montevideo en 1925,
legitima el apoyo por parte de los evangélicos a los movimientos sociales como
el movimiento obrero, estudiantil, indígena y femenino, ya que estos obedecían
a la búsqueda de sus reivindicaciones sociales. En los noventa los evangélicos
deben apoyar a los nuevos movimientos que están generándose como los
movimientos feministas, ecológicos, por la paz, derechos humanos y otros. El
apoyo a tales movimientos debe ser la punta de lanza en el trabajo político de
los evangélicos.
9.4.5 La libertad religiosa
Como hemos podido observar, una de las causas de la
opción parlamentaria de los evangélicos es el trabajo por la libertad
religiosa. Debemos tener cuidado con los fundamentalismos de cualquier tipo,
hay que permitir la libertad de conciencia de todo ciudadano, sobre todo,
debemos aprender a reconocemos unos a otros y toleramos también; esto permite
la convivencia pacífica entre los diferentes credos religiosos.
9.4.6 La democracia integral
Como hemos mencionado, las
reuniones eclesiales son las generadoras de prácticas y principios
democráticos. Los principios democráticos deben llevarse a cabo en todas las
esferas de la vida social, desde las prácticas cotidianas hasta la toma de
decisiones que afecten los destinos del país. Por tal motivo debemos luchar
contra todas aquellas tiranías y gobiernos autoritarios que pretenden quebrantar
nuestros derechos ciudadanos. La democracia integral debe ser el equilibrio de
poderes, entendiéndose como tal el respeto de mis derechos y deberes frente a
los derechos y deberes de otros y viceversa.
9.4.7 Una Ética política
Uno de los retos esenciales para los evangélicos en la vida política del
país es el de ser una “contracultura” cristiana, una presencia contrastante y
propositiva. Un rasgo esencial en esta forma de vivir y pensar es un compromiso
profundo con la verdad y la justicia como marcas insoslayables de los hijos del
reino de Dios. Este compromiso asume un carácter urgente a la luz del
predominio de la mentira política de la corrupción que se nutre del engaño, y
de la evasión de la ley. Desde este marco de referencia los evangélicos son
llamados a contribuir en la formación de una conciencia ética para la nación.
Es decir, son desafiados a ser diferentes y a plantear en forma distinta el
quehacer político. De ahí que sea “importante reflexionar acerca de las
motivaciones (el por qué), los propósitos (el para qué) y las formas (el cómo)
de la participación política del cristiano”, a fin de expresar una ética
evangélica al respecto. Una política sin ética y moral está condenada al
fracaso y puede convertirse en un instrumento de perversión, corrupción y
opresión. Hay que cambiar esa cultura con la verdad transformadora del
Evangelio.
9.4.8 Una teología de la política
La política que los evangélicos deben ejercitar debería tener como sustento
teológico los valores del reino de Dios, los cuales tienen que ver con la
justicia, la verdad, la solidaridad, la honestidad, el servicio, la
misericordia, la compasión, el amor y la paz. Es una política que se traduce en
programa, proyectos y acciones en real beneficio del pueblo. No se trata de la
utilización de un lenguaje religioso acerca de la justicia en el discurso político,
sino con pensamiento y acciones políticas que reflejen en la práctica la
dimensión de la justicia y el ejercicio saludable del poder. Una teología
política desde una perspectiva cristiana es crucial para estructurar y orientar
la ideología del cristiano sobre cómo debe servir en el campo político y en el
gobierno. La declaración de Osijek sobre “Libertad y justicia en las relaciones
Iglesia-Estado” subraya que una teología política debe responder a las
siguientes preguntas: ¿Cuál es el propósito del gobierno? ¿Cuál es el papel de
la fuerza en el gobierno y cómo debe ser usada? ¿Qué valores morales deben
legislarse y cuáles no, y cuáles son los criterios para distinguirlos? ¿Cómo se
emplea y controla el poder? ¿Existe una norma trascendente por encima del
Estado? Luego agrega, “Sin una teología política que responda a estas
preguntas, la participación política será superficial, frecuentemente mal
orientada y contraproducente”. En la práctica una teología política significa
ocuparse de las cosas del Estado en beneficio de la sociedad. Tiene que ver con
mantenerse al margen de la corrupción y ejercer el poder para gobernar bien y
el. Incluso, implica el no utilizar al Estado como un instrumento para fines
religiosos. De igual modo, esta teología debería estimular el fortalecimiento del
estado de derecho en el país. Esto implica fortalecer el respeto y cumplimiento
de la constitución política del país y estimular la aplicación de las leyes
como los mecanismos necesarios para promover los derechos y dignidad de todas
las personas, especialmente de los pobres que continúan siendo los excluidos de
la sociedad. A la vez, esa teología bíblica de la política provee pautas para
evaluar la naturaleza y desarrollo del Estado y sus instituciones. A manera de
inquietud expresamos las siguientes interrogantes: ¿El Estado está al servicio de
todos? ¿Facilita el desarrollo humano en sociedad? ¿Respeta y promueve su
dignidad? ¿Posee el marco jurídico esencial que promueve y resguarde el bien
común? Todo gobierno debe proteger y garantizar la vida humana y la libertad de
conciencia a fin de que todos puedan ser tratados con respeto y dignidad, pues
llevan consigo la imagen y semejanza de Dios.
9.4.9 Una teología del poder
Al menos que los políticos asuman el poder político para servir, no se
puede esperar una gestión de real beneficio para la nación. La tentación
histórica de la humanidad ha sido utilizar el poder para su propio beneficio y
someter a otros. Entonces, la ética del reino nos llama a ser siervos, no
señores que ejercen poder y dominio sobre los demás. Si el poder es un
instrumento de servicio, toda autoridad de gobierno tiene que sujetarse a esta
visión. La Biblia subraya con diáfana claridad que las autoridades están para castigar
al que hace lo malo, y han sido puestos como “servidores de Dios” para “hacer
el bien” (Ro. 13:3-4). Los cristianos debemos recordar al gobierno esta doble
responsabilidad. El Estado debe cumplir el rol para el cual fue creado en la
voluntad permisiva de Dios.
9.5 Una teología de la mayordomía de la creación
Si los evangélicos han de contribuir en la construcción de un país con
futuro tienen que tomar en cuenta la teología de la creación. Este llamado
interpela el pensamiento evangélico que por lo general enfatiza mucho más la
caída que la creación. Este énfasis ha generado una visión pesimista del mundo
creado, una actitud de despreocupación por el medio ambiente y un descuido por
entender el propósito inicial de Dios respecto a su creación. ¿Cómo pensó y
estructuró la sociedad y la naturaleza antes de la entrada del pecado en el
mundo? Desde esta perspectiva la dignidad y derechos iguales que corresponden a
hombre y mujer adquieren especial relevancia, el mandato de hacer producir y
administrar la creación se sitúa desde una óptica de solidaridad y
responsabilidad ética del trabajo, y la generación de conocimiento, tecnología
y cultura son puestos al servicio de todos por igual. Desde la perspectiva
bíblica la creación tiene un lugar especial en el propósito de Dios. Fue
considerada buena, y buena en gran manera, testifica de la existencia y poder
de Dios y exalta su gloria (Ro. 1:19-20; Sal.19:1-4). El interés de Dios por su
creación está bien trazado en la historia de la redención. La mayordomía de la creación de Dios implica
trabajar por la construcción de relaciones más justas y humanas y por la buena
administración y conservación del mundo creado. La promesa de que un día la
justicia y la paz se besarán debe motivarnos a promover en nuestros días este
reencuentro con la vida y la justicia como parte integral del evangelio que
proclamamos. Esta verdad debe, entonces, motivarnos a hacer buen uso de la
creación y sus recursos, impulsar el desarrollo de la ciencia y la tecnología
al servicio de todos y ocuparnos del buen cuidado de la naturaleza. La
explotación inmisericorde de nuestros recursos naturales pone en peligro la
vida humana, nuestro entorno ecológico y la subsistencia de las nuevas
generaciones. ¿Está mal que la iglesia se interese y actúe en los
problemas sociales? Claro que no. Las iglesias evangélicas tienen aquí una
amplia experiencia y su participación en situaciones de crisis sociales,
educación, adicciones, pobreza, marginalidad y defensa de la vida aún no ha
sido valorada en su justa dimensión por el resto de la sociedad. ¿Está mal que
un evangélico participe en política? Por supuesto que no. Debemos animar a
nuestros hermanos y hermanas a estar presentes en todos los ámbitos de la
sociedad con excelencia, entrega y santidad. Esto incluye también el ámbito de
la política. Por diferentes razones
históricas y teológicas, en los medios evangélicos latinoamericanos siempre se
vio el ámbito de la participación política como algo sucio que debía evitarse.
Es tiempo de cambiar esta mentalidad. No obstante, pretender participar en la
lucha política como iglesia o “pueblo evangélico”, es una distorsión de la
misión de la iglesia. Es misión de la iglesia defender valores como los de la
vida, la justicia, la verdad, la igualdad, la dignidad humana o la santidad de
la creación, por mencionar solo algunos. Cuando lo ha hecho, ha afectado
verdaderamente a la sociedad y más de una vez ha tenido que pagar el alto
precio del sacrificio. La lógica de la política es contraria a la lógica del
reino de Dios. La política se construye con poder, el reino de Dios se extiende
con servicio.
La
iglesia no está para servirse a sí misma. La transformación social jamás se
hará desde el poder. Quien quiera afectar a la sociedad en nombre de Jesucristo
lo hará desde el servicio y no desde el poder.
Recordemos algunos ejemplos de la historia reciente: ¿Quién cambió la
historia de los Estados Unidos en el siglo XX? ¿Los políticos evangélicos,
algunos de ellos racistas, defensores de la pena de muerte y la guerra; o el
pastor afroamericano Martin Luther King con su prédica que lo llevó al
martirio? ¿Quién afectó más la situación en Sudáfrica, los políticos, muchos de
ellos evangélicos reformados sostenedores del apartheid, o el obispo Desmond
Tutu? Por supuesto que lo que estos hombres hicieron tuvo consecuencias
políticas, pero no obraron desde el poder político sino desde la “debilidad” de
la entrega, la coherencia y la fe. Algunos dicen: “necesitamos evangélicos en
la política”. Es un error si se piensa que el solo hecho de ser evangélico es
suficiente. Lo que se necesita en la política son hombres y mujeres preparados,
capaces, íntegros, honestos, eficientes, con los mismos valores que defendemos,
y si tienen una fe en Jesucristo, mucho mejor. Muchos caen bajo la seducción
del poder y aceptan candidaturas políticas sin más antecedentes que sus tareas
ministeriales. Son hombres de Dios preparados para servir a Dios y es de
reconocer que en el arduo trabajo pastoral son experimentados y preparados.
Pero en el área política ¿Cuál ha sido su militancia? ¿Cuál ha sido su
formación? ¿Cuentan con un proyecto para la transformación social desde el
punto de vista político? Suele responderse: “es una puerta que Dios abre”. Para
ser claros, Dios abre puertas a quienes estén preparados y capacitados
conscientemente más allá de sus buenas intenciones. Si algún cristiano se ha
preparado para el servicio público, ha desarrollado una militancia, tiene un
marco ideológico y una vocación política, ese es su campo de acción, su tierra
de misión. Pero, si un cristiano que habiendo recibido el llamado al pastorado
deja su ministerio para servir a través de la política aun a aquellos que son
enemigos de Cristo, entendemos que el contexto denominacional en el que se
encuentre, y por sobre todo la guía del Espíritu Santo serán quienes deban
brindar legitimidad a esa decisión personal de abandonar el pastorado y
dedicarse a la política. Es sabio tener en cuenta que el valor de su
credibilidad, el respeto de sus fieles y su rica experiencia ministerial, es un
capital que le pertenece a Dios y para el servicio a la Iglesia y la extensión
del Reino de Dios.
GUTIERREZ Tomás. Evangélicos,
Democracia y Nueva Sociedad, Lima, Editorial AHP, 2da edición 2009
GUTIERREZ Tomás. Desafíos a la Fe
Cristiana, una perspectiva evangélica, Lima, Editorial AHP, 2002