jueves, 28 de agosto de 2014

9.  Protestantismo y Política en América  Latina

9.1. Los evangélicos en la política peruana

La presencia de los evangélicos en el campo de la política aparece relacionada con el Partido Aprista Peruano. La vinculación más singular fue la que existió entre Víctor Raúl Haya de la Torre y Juan A. Mackay, misionero de la Iglesia Libre de Escocia y fundador del colegio Anglo- peruano, hoy San Andrés. Haya de la Torre se desempeñó como profesor del Anglo-peruano desde 1919 y tuvo un acercamiento a la comunidad evangélica. Siendo presidente de la Federación de Estudiantes del Perú, Haya de la Torre invitó, además de Mackay, a Samuel Guy Inman (1877-1965), misionero evangélico norteamericano que fue secretario general del Comité de Cooperación para América Latina (CCLA). Institución que agrupaba las misiones evangélicas norteamericanas y canadienses que trabajaban en Latinoamérica. Guy Inman también fue director de la revista "La Nueva Democracia", vocero del CCLA, y llegó a escribir en la revista "Claridad", órgano de difusión de la Federación de Estudiantes, luchador incansable del Panamericanismo, hasta la crisis del '30. Después de esta crisis Inman empieza a invitar a varios líderes apristas e intelectuales latinoamericanos a escribir en la revista, y a discutir sus ideas de Indoamericanismo. Entre los líderes se encuentran Luis Alberto Sánchez, Manuel Seoane, Antenor Orrego y el propio Haya de la Torre. Los temas fueron variados, desde la "Defensa de la Democracia" hasta comentarios y análisis puntuales acerca de la presencia de las misiones protestantes en Latinoamérica". La "Nueva Democracia" constituyó una tribuna para la discusión de las ideas apristas y se observa que muchos evangélicos asumen la doctrina aprista, a pesar que uno de los principales postulados era "Contra el Imperialismo Yanqui". Los evangélicos, en Lima como en el interior del país, eran parte del movimiento aprista. Durante las décadas de los treinta a los cincuenta, ser evangélico era sinónimo de ser aprista, mas no todo aprista era evangélico. Existe un evidente acercamiento a Haya de la Torre por parte de los misioneros evangélicos de origen europeo, vinculación a la que no es ajeno otro de los líderes históricos del Partido Aprista, Luis Alberto Sánchez, quien publica en la revista LEADER, del Colegio Anglo-peruano, artículos sobre Haya de la Torre. Existen otros miembros del Partido Aprista Peruano de filiación evangélica que nos podrían dar mayores alcances.: el doctor José Ferreira y el ingeniero Pedro Arana; el primero como parlamentario y el segundo como constituyente.

9.1.1. José Ferreira García: pionero de los evangélicos en el Parlamento

José Ferreira nació en la ciudad de Iquitos el 8 de noviembre de 1922, hijo de don José Ferreira Lima, inmigrante brasileño, y de doña Manuela García García, de Moyobamba, departamento de San Martín. Se convirtió a la iglesia evangélica junto con sus hermanos por ser esa la doctrina de su padre, y al llegar a Lima, en 1943, se hizo miembro de la Iglesia Evangélica Peruana (IEP) de la calle Pachitea. Su relación con personajes de la iglesia como Ignacio Zúñiga, Saúl Barrera, Félix Calle, Federico Muñoz, Herbert Money o el mismo pastor de la iglesia Juan Ritchie, consolidó su carácter cristiano y su espíritu de apoyo a los demás. Viaja a Lima siendo muy joven y luego realiza trabajos de contabilidad en la ciudad de Cerro de Pasco. En 1953 fue concejal de la provincia y en 1956 es elegido diputado por Pasco al parlamento nacional en la lista del Frente Parlamentario Democrático, elección conseguida gracias al voto aprista pues el Frente era de mayoría aprista. En 1956 el APRA no participa en los comicios electorales convocados por Manuel A. Odría. En 1962 se afilia al Partido Aprista Peruano y acepta postular a la Cámara de Senadores llegando a ser elegido, pero el golpe de Estado del general Pérez Godoy quiebra la continuidad democrática y el año siguiente es nuevamente elegido para representar al departamento de Pasco. Ferreira tuvo una participación activa en la Iglesia Evangélica Peruana. Desde su llegada a Lima trabajó en la Unión de Esfuerzos Cristianos y en diversas oportunidades fue elegido diácono de la iglesia. Sin embargo, su actuación más notable tuvo lugar en dos congresos importantes de las iglesias evangélicas en Latinoamérica: primero, en 1961, como vicepresidente de la II Conferencia Evangélica Latinoamericana (CELA II), en la ciudad de Lima; y luego, en 1969, en la III CELA, en la ciudad de Buenos Aires, donde actuó como representante del Perú y presentó su ponencia: "Deudores somos al mundo". En 1985 Ferreira es elegido nuevamente como senador de la República por el partido aprista, obteniendo 18,027 votos. Era la primera vez en la historia republicana que el APRA llegaba al poder, ahora conducido por Alan García Pérez. En esta oportunidad el doctor José Ferreira buscó en los evangélicos los votos que le permitirían ingresar nuevamente al parlamento nacional.

9.1.2. Pedro Arana Quiroz

Miembro de la Asamblea Constituyente de 1978, Pedro Arana es autor del libro "Testimonio Político" donde narra su posición respecto al Partido Aprista. El pastor Pedro Arana realizó estudios en el colegio San Andrés (antes Anglo-peruano), ingresando en 1958 a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos para estudiar Ingeniería Química. Viaja posteriormente a Escocia para estudiar en la Facultad de Teología de la Universidad Libre de Escocia, presentando en 1969 su tesis "Providencia y Revolución" donde invitaba a los cristianos evangélicos a participar activamente en política. Miembro de la Iglesia Presbiteriana, asume luego la Secretaría Regional de la Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos, cargo que desempeñó hasta su ingreso en la Asamblea Constituyente en 1978. Invitado por José Ferreira para que postulara en calidad de evangélico en la lista aprista para la Asamblea Constituyente, Arana logra convertirse en constituyente obteniendo la cuarta votación más alta de esa agrupación política, sólo antecedido por tres líderes históricos del Apra: Víctor Raúl Haya de la Torre, Luis Alberto Sánchez y Ramiro Prialé, con 8,807 votos preferenciales, por encima de otros importantes líderes como Andrés Townsend que en esa ocasión tuvo 7, 789 votos. A partir de las elecciones a la Asamblea Constituyente en 1978 el voto evangélico se constituye en una atractiva oferta en el mercado electoral, y los evangélicos son vistos con simpatía por los candidatos al Congreso. La población evangélica había crecido, su voto podía colocar a varios candidatos en el Parlamento. Pedro Arana va a recibir el apoyo evangélico para su elección, constituyéndose es el segundo evangélico que ingresa al Congreso por el Partido Aprista Peruano.

9.1.3. La Participación Institucional: Los Partidos Evangélicos (1980-1990)

La participación política individual de los líderes evangélicos no satisfizo a los movimientos, religiosos cristianos, cuyas plataformas habían sido ampliadas al terreno social, económico y político. Por esa razón deciden agruparse formando movimientos que les permitan ingresar en el escenario político con sus propias fuerzas y defendiendo sus propias ideas.

9.1.4. Movimiento Frente Evangélico (FE)

Después de la Asamblea Constituyente, el gobierno de las Fuerzas Armadas, presidido por el general Francisco Morales Bermúdez, llama a elecciones presidenciales para el período 1980-1985 tras doce años de interrupción de la vida democrática en el país. En esta coyuntura se forma el primer movimiento organizado por los evangélicos para la participación política. El Frente Evangélico (FE) pretendía juntar a pastores y líderes de las distintas congregaciones evangélicas para elegir candidatos al Parlamento una de ellas fue el pastor Carlos García. El Frente Evangélico logró una buena organización, convirtiéndose en un movimiento político confesional pero no contó con las bases ideológicas para un pensamiento social evangélico, condición que hasta la fecha no se ha producido en el país ni en el continente. El FE dejó de existir por varias razones: falta de madurez, de recursos económicos y de un liderazgo representativo entre otras causas. Pero la propuesta quedó sembrada y dejó la impresión de que se avecinaban nuevos vientos en el escenario político peruano.

9.1.5. Asociación Movimiento de Acción Renovadora (AMAR)

Este movimiento surgió en la coyuntura política de 1985- 1990 Y sus reuniones se llevaron a cabo con el apoyo del Con- cilio Nacional Evangélico del Perú (CONEP). Figuraban como cabezas del movimiento Abner Pinedo, Carlos García, Víctor Arroyo, entre otros líderes. El movimiento trabajó en la confección de una lista para el Parlamento, pero la falta de tiempo y otra vez la inmadurez política bloquearon el deseo de consolidar AMAR, así como la decisión del CONEP de no seguir apoyándolo.

9.1.6. Unión Renovadora del Perú (UREP)

Movimiento que surge, también, en la coyuntura electoral del 90, paralelo a CAMBIO 90; fue dirigido por el finado pastor Domingo Tasayco. De tendencia política subterránea, UREP surgió para postular a la presidencia, pero finalmente la falta de recursos económicos lo obliga a postular solamente con lista parlamentaria por Lima. Varios de sus líderes pasan a la lista de CAMBIO 90 al tomar conocimiento de que el movimiento del ingeniero Alberto Fujimori contaba con la aceptación de las principales redes evangélicas para su participación electoral.

9.1.7. La Participación Evangélica En El Período 1990-2000

La participación masiva de los evangelistas a favor del candidato de CAMBIO 90, ingeniero Alberto Fujimori, le dio a esta candidatura el impulso necesario para que llegara a ocupar el segundo lugar en la primera vuelta electoral de ese año, detrás del candidato del Frente Democrático (FREDEMO), el escritor Mario Vargas Llosa. El ingreso de 17 parlamentarios evangélicos al Congreso (4 al Senado y 13 a la Cámara de Diputados) fue la señal distintiva de que los evangélicos ingresaban por primera vez, en forma masiva, a la política peruana. En la segunda vuelta electoral de 1990 los ánimos entre los evangelistas se elevaron aún más al saberse que, además de contar con los evangélicos ya electos al Parlamento, el ingeniero Fujimori había decidido llevar a un pastor evangélico como segundo Vicepresidente de la República. El pastor bautista Carlos García, fue uno de los nexos para que la comunidad evangélica apoye a CAMBIO 90, mientras que otro pastor bautista, Pedro Vílchez, se encargaba de visitar las iglesias, locales de todo el país, y varias veces lo hizo junto al ingeniero Fujimori. La segunda vuelta tuvo diversos matices en la contienda electoral, pero lo que quizás fue motivo de discordia y de trabajo sucio fue la llamada "Guerra Santa". Ésta se llevó a cabo a propósito de varias cartas y panfletos en contra de la iglesia católica y a favor de CAMBIO 90. Pintas y folletos que circularon en contra de la iglesia oficial, motivaron la crítica al sector evangélico por parte del arzobispo de turno, monseñor Augusto Vargas Alzamora, comprobándose al final que la mayoría de folletos era de procedencia dudosa.

Al ganar el ingeniero Fujimori, toma medidas económicas drásticas que no se encontraban en su discurso el “Fujishock” a sólo dos semanas de haber llegado al poder. Luego Fujimori exhibe su rechazo al sector evangélico al mostrarse indiferente con Carlos García y con los miles de participantes que creyeron en él. Pero un sector de evangélicos asume sus postulados y va a quedarse en el gobierno. Después del llamado autogolpe del 5 de abril de 1992, los parlamentarios evangélicos son desaforados del Congreso de la República y pasan a ser parte de la oposición contra el nuevo régimen. La comunidad internacional presiona para que el ingeniero Fujimori retorne el camino de la democracia y éste responde con la convocatoria a elecciones para el denominado Congreso Constituyente Democrático. Las redes evangélicas se vuelven a tejer, pero la postulación es en distintas listas. Fujimori invita a algunos pastores y líderes evangélicos, llevando en sus filas al pastor Pedro Vílchez, quien ingresa al Congreso con Gilberto Siura, Gamaliel Barreto, Guillermo Ysisola. Este congreso daría la última Constitución de la República. Las elecciones de 1995, marcan para los evangélicos el inicio de la crisis de representatividad y la falta de presencia pública en la sociedad peruana. En esta contienda electoral postularon 58 candidatos evangélicos y el voto se dividió en dos: el oficialismo, representado por CAMBIO 90-Nueva Mayoría, postulando 6 candidatos evangélicos; y la oposición, representada en 9 listas parlamentarias: Unión por el Perú, FRENATRACA, APRA, Apertura para el Desarrollo, CODE/ País Posible, Movimiento Obras, Movimiento Nuevo Perú, Partido Popular Cristiano y el Partido Reformista del Perú, participando en estas listas parlamentarias 52 candidatos evangélicos. Finalmente lograron ingresar al congreso por el Partido Político Cambio 90; Miguel Quicaña (Presbiteriano), Gilberto Siura (I.E.P), Pedro Vilchez (Bautista), Gamaliel Barreto (Wesleyano) y Alejandro Abanto (Pentecostal).

9.1.8. Partidos Evangélicos Confesionales durante el Fujimorato

Aparecieron nuevos movimientos políticos de tendencia evangélica desde 1994 hasta la fecha, entre ellos:
(1). Movimiento Presencia Cristiana, integrado por Víctor Arroyo (I.E.P), Pedro Merino, José Ferreyra jr. Nelson Ayllon (Presbiteriano), Alcides Rodríguez (ACM), René Castro (Metodista), Moisés Miranda (Bautista) entre otros. Algunos postularon por Unión por el Perú, pero ninguno ingresó, sin mayor relevancia no funciona el día de hoy.
(2). Libertad en Democracia Real (LIDER), integrado por Juana Avellaneda (wesleyana), Hugo López, Daniel Quevedo (A.C.M), Felipe Medina (Hermanos Libres), Francisco Torres (Pentecostal) Segundo Cerna (Igl. de Dios) también movimiento en oposición al fujimorismo, se presento en las elecciones municipales de 1998, no logrando ninguna alcaldía, igualmente no funciona hoyen día.
(3). Fraternidad Nacional, fundado por Guillermo Ysisola y el pastor Jesús Hurtado, miembros de la Iglesia Bíblica Bautista.
(4). Movimiento de Integración para el Desarrollo (MIDE) fundado por Noé Malpartida miembro de la A.C.M logrando inscribir algunos candidatos en Coronel Portillo, Pucallpa en 1998.
(5). Nueva Imagen, movimiento de carácter regional iniciado en Huancayo 1998.
(6). Movimiento Cristianos en Acción, fundado en la provincia de la Libertad
(7). Movimiento Opción 2000 fundado en1998 por el ps. Moisés Chuquillanqui en Chosica, fue candidato a la alcaldía de Chosica.
(8). Movimiento Solidario, fundado por Ricardo Alvarado (A.D) ns/
(9). Movimiento Independiente Vida, promotor Javier Colombati, fundado en Barranco-Lima, ns/
(10) (Unidad Democrática Nacional, fundado en 1997 por Rafael Goto (Peregrinos), Pablo Correa (Bautista), Mario Márquez (I.E.P) ns/
(11). Unidad Cristiana
(12). Movimiento Perú para Cristo fundado por el ex fiscal Napoleón Negron (A.C.M) en el año 2000.
(13). Movimiento Ama a tu Prójimo, fundado en 1998 por el contador Juan Teves, miembro de la Iglesia bíblica Emmanuel.

9.2. Protestantismo y política en Centro y Sud América

El 6 de octubre del año 2002 más de cuatro millones de personas votaron por Rosinha Garotinho para gobernadora del Estado de Río de Janeiro en Brasil. Se trata de una periodista presbiteriana ampliamente conocida, quien fue precedida en el mismo cargo por Benedita da Silva, una líder afro-brasileña muy popular, miembro de las Asambleas de Dios . Estas mujeres evangélicas han llegado a conseguir éxito en la política como miembros de partidos socialistas, y resultan así símbolos de un cambio de los estereotipos tradicionales con que se suele describir a los evangélicos latinoamericanos. Las historias de estas mujeres muestran que los evangélicos no sólo están contribuyendo a una reforma del tradicional machismo latinoamericano, sino también respondiendo a los desafíos en el campo político y social que tanto protestantes tradicionales como pentecostales enfrentan como resultado del crecimiento numérico de sus iglesias. Hay también una nueva fuerza religiosa que está emergiendo y que podría ser descrita como para-evangélica. Proviene de algunos católicos carismáticos que rompieron con Roma (caso de la Iglesia Agua Viva en el Perú), de algunas misiones de las llamadas «mega-iglesias» carismáticas de Estados Unidos (caso de la Iglesia Verbo en Guatemala), o grupos que se separaron de iglesias evangélicas tradicionales. Algunas de estas se han conectado con el llamado movimiento «neo-apostólico» que personas como Pedro Wagner se esfuerzan en controlar desde los Estados Unidos. Estas iglesias para-evangélicas inicialmente buscan legitimación vinculándose a los evangélicos. Sin embargo, su crecimiento numérico, su desprecio por la definición teológica, su capacidad de desarrollar formas de vida eclesial pertinentes a la cultura pos-moderna, y su pretensión de ser algo nuevo y original, puede convertirlas en una nueva fuerza religiosa diferente tanto de los evangélicos como de los católicos.

La prensa estadounidense, tanto religiosa como secular, nos recuerda con frecuencia que en las décadas más recientes en América Latina se ha dado un crecimiento notable de las iglesias evangélicas, especial pero no únicamente de las de tipo pentecostal. Se ha escrito mucho sobre ese «crecimiento espectacular». La edición más reciente del libro Operation World —una guía estadística generalmente bien informada— hace referencia a un total de 55 millones de evangélicos en Latinoamérica y el Caribe. Al mismo tiempo cuestiona otro cálculos más optimistas que podrían ser el resultado «en buena parte de una forma pentecostal exuberante de ofrecer cifras estadísticas» . Un análisis cuidadoso y más detallado muestra un crecimiento constante en lugares como Colombia donde los evangélicos eran 85.000 en el año 1968 (0,43% de una población de diecinueve millones) y llegaron en el año 2000 a la cifra de dos millones (o sea 5% de una población total de 38 millones. Con la persistente atención que prestan tanto los sociólogos como las jerarquías católico-romanas a este fenómeno, ya contamos con numerosos análisis cualitativos del crecimiento numérico que nos pueden servir de base para una reflexión misionológica.

9.2.1. Urge Formación Política Evangélica

Frente a ese crecimiento numérico constante la capacitación de líderes pasa a ser una de las tareas más urgentes. La educación teológica por extensión fue una de las formas creativas con que algunos misioneros respondieron a este desafío en la década de los años 1960. Se trataba de una alternativa funcional a las formas más tradicionales de educación teológica y capacitación de líderes. Hay seminarios y escuelas bíblicas denominacionales e independientes que llevan más de un siglo de servicio y que continúan ofreciendo una valiosa formación para pastores, misioneros y líderes. Junto a estas instituciones hay organizaciones de las llamadas para-eclesiásticas tales como la Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos, Juventud para Cristo, Unión Bíblica y Juventud con una Misión que han contribuido de manera especial a la formación de líderes laicos y a despertar vocaciones para el ministerio cristiano. Más recientemente, sin embargo, ha habido una tendencia constante y creciente a elevar el nivel educativo de las instituciones teológicas a fin de hacerlas compatibles con los requisitos de las autoridades educativas para así conseguir valor oficial para los estudios teológicos. Cierta medida de pluralismo y aceptación social en sociedades relativamente secularizadas explica esta búsqueda de reconocimiento social. Diversas instituciones educativas evangélicas están desarrollando diversos programas de capacitación. La Universidad Bíblica Latinoamericana ex Seminario Bíblico Latinoamericano de Costa Rica conocido por su énfasis en la Teología de la Liberación y el Seminario Bíblico de Medellín, Colombia, gozan ahora del nivel universitario y varios seminarios denominacionales en todo el continente buscan este nivel. Mientras tanto varias mega-iglesias para-evangélicas están creando sus propias escuelas bíblicas con un fuerte contenido carismático. Las Asambleas de Dios han montado un programa semi-residencial por extensión con varias sedes en América Latina, acreditado por su Seminario de Springfield en Missouri, Estados Unidos. La Alianza Cristiana y Misionera ha desarrollado un programa semi-residencial a nivel de Maestría, con varias sedes nacionales y acreditado por la Universidad Evangélica de las Américas de Costa Rica. Hay varios otros esfuerzos cooperativos para canalizar fondos y personal misionero en forma mancomunada con iglesias latinoamericanas, en respuesta a las demandas críticas de la capacitación de líderes. En esto la Convención Bautista del Sur, se ha quedado un paso atrás, al no brindar atención a la capacitación teológica en Latinoamérica.

No obstante y pese a las limitaciones las iglesias y la vida política en las décadas que siguieron a la revolución cubana de 1959 dieron lugar a grandes expectativas sobre el posible impacto político y social de la presencia evangélica en América Latina. Es innegable que ha habido un impacto social significativo por lo menos en tres aspectos diferentes. Primero, las condiciones sociales de pobreza y opresión se han agravado, y sus víctimas son principalmente los jóvenes y los niños, afectados por el terrorismo, la violencia política, la desintegración familiar. Frente a todo ello las iglesias y misiones evangélicas han demostrado una capacidad excepcional para movilizar recursos y voluntarios creando redes de apoyo a proyectos de servicio. Así por ejemplo la Red Viva, una iniciativa de la Misión Latinoamericana, ha conseguido conectar a un buen número de agencias y personas que trabajan con la niñez en riesgo a lo largo del continente. Segundo, el crecimiento de la iglesia entre las poblaciones indígenas ha probado que el Evangelio tiene un poder redentor al elevar los niveles de vida y la capacidad de auto-ayuda y auto-gestión de la población. Estudios de antropólogos y sociólogos neutrales de fuera del campo evangélico han demostrado este impacto social en países como Guatemala, México, Ecuador, Perú y Bolivia. Tercero, el crecimiento pentecostal entre los pobres de las grandes ciudades ha tenido el mismo efecto redentor aunque en escala menos visible, ya que es más difícil de detectar y medir. En cualquier caso ha servido para ayudar a los pobres de las grandes ciudades, en sus luchas por sobrevivir en la selva urbana.  Sería de esperarse que hubiese una progresión lógica de la transformación social a la acción política pero después de tres décadas de presencia evangélica en la política latinoamericana las serias dudas y desilusiones han llevado al punto del sonrojo y la vergüenza. Hay estudiosos como Paul Freston del Brasil que han venido investigando cuidadosamente el asunto, reuniendo datos y estadísticas y trabajando con un equipo en diferentes partes de América Latina. Hay un espectro amplio de experiencias dentro de dos líneas generales de acción. En lugares como Guatemala evangélicos carismáticos llegaron a situaciones de poder como en el caso de Efraín Ríos Montt luego de un golpe militar y Jorge Serrano Elías como resultado de un proceso electoral. El primero ha tenido dificultades en la prosecución de su carrera política debido a las acusaciones de genocidio de comunidades indígenas durante las operaciones militares contra las guerrillas en su gobierno. Por su parte Serrano Elías tuvo que renunciar y exilarse frente a las presiones provocadas por la probada y extrema corrupción de su gobierno.

9.2.2. El Caso Peruano

En el caso del Perú, hubo un pastor bautista elegido Vice-Presidente y varios evangélicos elegidos en el Congreso durante el primer gobierno de Alberto Fujimori. Con un golpe de estado Fujimori anuló al Vice-presidente y se deshizo del Congreso. Luego en su segunda elección otros evangélicos llegaron al Congreso pero durante su período de gobierno no se puede señalar absolutamente ninguna iniciativa de legislación o vida política que de alguna manera reflejara la experiencia social de los evangélicos de ese país. Los congresistas evangélicos no mantuvieron en su vida pública ninguna de las características típicas de la ética social protestante. A falta de convicciones políticas básicas y de claridad ética estos políticos elegidos con los votos evangélicos se dejaron guiar solamente por la conveniencia personal y el oportunismo, como cualquier otro político sin convicciones lo haría. Hay, sin embargo, otra línea de conducta que no debe pasarse por alto. Miembros de iglesias tradicionales elegidos para la función política tales como el metodista José Míguez Bonino en Argentina, o los presbiterianos Pedro Arana en el Perú y Jaime Ortiz Hurtado en Colombia hicieron aportes significativos al debate y la legislación de sus países basados en su fe evangélica. Conforme pasa el tiempo será inevitable que más evangélicos resulten elegidos en los años venideros. Así pues, las iglesias evangélicas son desafiadas a proveer una pastoral para sus políticos y los teólogos y pastores tienen la tarea de articular una ética contextual en lo social y político nutrida de la fe protestante. Una política evangélica responsable requiere de una ética política y una teología de la política, del poder y de la mayordomía de la creación. Acciones para fortalecer la participación política de los evangélicos incluyen la formación de líderes, participación en la sociedad civil, el planteamiento de proyectos de nación, la cooperación con otros grupos y el trabajo interdisciplinario. En su participación política los evangélicos deben buscar discernimiento espiritual apoyado por una teología bíblica, acompañamiento pastoral y una espiritualidad militante.

9.3. Los Evangélicos y el poder político de cara al tercer milenio

La experiencia obtenida en el '90 ha permitido que nuevos movimientos y nuevos rostros aparezcan en la política peruana, pues en las elecciones recientes fueron registrados más de cincuenta candidatos evangélicos en distintas listas parlamentarias. En estas listas hubo candidatos pertenecientes a iglesias bautistas, presbiterianas, metodistas, pentecostales, wesleyanas, Asambleas de Dios, independientes, Alianza  Cristiana y Misionera, Iglesia Evangélica Peruana, luteranas; entre los cuales figuraron  pastores, cantantes, ingenieros, administradores de empresas, abogados, sociólogos,  periodistas y otros. Ellos deseaban colocar su propaganda política en las distintas iglesias tanto en Lima como en provincias, pues el voto evangélico podía determinar el ingreso de un congresista, mas no la entrada de un candidato a la presidencia de la República. Se consideró a la mayoría de candidatos como personas desconocidas en el pequeño mundo evangélico, y a veces se les tildó como personas sin experiencia política y por ende incapaces de llevar propuestas concretas al Parlamento. Por supuesto, esto último es la manifestación de un juicio de valor, en el cual nosotros no debemos ser los que  determinen si son o no capaces. Es peligroso emitir este juicio ya que no los conocemos, pero si proceden de las distintas iglesias descritas creemos que eso puede servir de marco para entender que es en las mismas iglesias locales donde se van formando principios democráticos, tanto en las elecciones de obispos, pastores, diáconos o miembros de alguna junta local y nacional, como en las diferentes discusiones para la toma de decisiones concernientes a la práctica y misión de la iglesia. La iglesia local se constituye en la forma de vida de prácticas y principios democráticos, ya que inclusive no existe una teología apolítica. La diversidad de candidatos evangélicos debe servir para encontrar un diálogo entre los distintos movimientos y partidos políticos, ver cuáles son sus diferencias y similitudes en las propuestas concretas. Lo ideal sería sistematizar aquellas que son similares, a fin de buscar la unidad de trabajo en las propuestas que se llevan adelante. La diversidad debe ser vehículo de unidad y no de divisiones.  Una de las preocupaciones que existía era, si tal cantidad de candidatos en diferentes listas no propiciaba la separación de las iglesias por sus opciones políticas, o quebrantaba las relaciones de unidad entre las iglesias pertenecientes a una misma denominación. ¿Es acaso la diversidad símbolo de la pobreza espiritual y la falta de formación de una ética social en los evangélicos? ¿Es necesaria la creación de un partido político evangélico para la enseñanza y la formación de cuadros políticos? Preguntas como estas se levantaron al ver la diversidad que tuvimos en estas elecciones. Luego de las elecciones se constató que cinco candidatos evangélicos habían resultado elegidos en la lista oficialista de Cambio 90-Nueva Mayoría. Creemos sin embargo, que  quienes postulan en las listas parlamentarias lo hacen por tres razones:

9.3.1 La escena política como campo de misión

Una de las razones que podemos observar sobre la presencia de evangélicos en las elecciones parlamentarias, es la concepción de que todo lugar es "campo de misión".  En este sentido, la escena política se constituye en lugar para la predicación y proclamación del evangelio, tratando de llevar el mensaje tanto en el Parlamento como en las instancias del gobierno. por tal motivo no es casual que se formen células evangélicas con el fin de dar testimonio en el lugar de trabajo a través de la oración, el testimonio y la lectura de la Biblia.

9.3.2 El testimonio de vida como fuerza de cambio ante la corrupción

Otra de las razones que podemos notar es el testimonio de vida de los evangélicos. Los evangélicos gozan de la imagen de tener una vida ejemplar, la cual se manifiesta a través de una vida temperante, no violenta y de cumplimiento de sus deberes, evidenciando ello el rechazo a todo tipo de corrupción.

9.3.3 La opción del servicio

Otra razón es que muchos de los que postulan al Parlamento lo hacen por un deseo de servicio a los demás, ya que se sienten llamados a servir a los que no tienen voz. Siendo elegidos pueden contribuir a "crear leyes" que permitan una mejor atención por parte del Estado a tales sectores.  Pero estos no deben ser los entes motivado res de la participación de evangélicos en la política, pues su presencia no debe circunscribirse a una visión de ser Iglesia; la participación no debe tomarse como la opción de misión de la Iglesia en un campo blanco. Más bien debe tomarse como parte del ser ciudadano y de servicio a la nación en general. La participación debe ser motivo de ser agente de cambio y de transformación social en todo el ámbito del país. Por tal motivo, aquellos que participan deben estar conscientes de las necesidades de cambios para el país, habiendo realizado estudios serios de la realidad en general.

9.4. Los Nuevos Desafíos En La Política Peruana desde una perspectiva evangélica

La relación fe y política se ha manifestado en los distintos períodos de la historia de la iglesia evangélica en el país. Pero es peligroso fundar un partido político con el epíteto de "cristiano» queriendo llevar como emblema los principios cristianos, en la creencia que estos son de unos y no de otros, lo cual es caer en las garras de un fundamentalismo extremo creyendo tener la sola verdad. Hay que mencionar que los principios cristianos son universales y por ende los valores de amor, libertad y justicia se tienen como principios fundamentales en cualquier movimiento político. Si se crea un partido hagámoslo no queriendo llevar imperativos que no podamos mantener: "Frente Cristiano", "Democracia Cristiana", "Socialismo Cristiano" y otros "cristianos", son  solamente modas que parcializan y que no engloban.  Mejor creo debemos hacer mención de algunas opciones de vida, como manifestó de nuestras posturas políticas:

9.4.1 La opción por los necesitados

La opción por los demás debe ser motivo de trabajo de quienes llegan al poder, frente a un país de extrema pobreza, de marginación social, de falta de trabajo; consecuencias todas de la aplicación de una política neoliberal. Se debe atender a tales sectores. Se debe llevar a cabo políticas de apoyo auto sostenibles no meramente asistencialistas, que permita crear un espacio de reflexión y cambio frente a la pobreza existente en el país.

9.4.2 La demanda por la Justicia social

La atención a los sectores más empobrecidos debe permitir la búsqueda de justicia social, que a su vez debe ser punto importante en la agenda parlamentaria. La justicia social no debe ser un ideal más, sino debe llevarse a cabo a través de propuestas concretas que permitan la emergencia de estos sectores más empobrecidos, manifestándose por medio de una elevación de los niveles de vida.

9.4.3 El respeto a los derechos humanos

Una de las características que ha manifestado la iglesia evangélica es el respeto por los derechos humanos, tomando como base la Declaración Universal de las Naciones Unidas. El respeto por la vida humana manifestada a través del hombre como imagen y semejanza de Dios, debe ser la base de toda postura por los derechos humanos. Se debe atender los derechos de toda persona no importando su condición física, social, moral, económica e ideológica. También se debe denunciar a aquellas personas e instituciones que no respetan el derecho por la vida, y cumplir así la ley de Cristo.

9.4.4 El apoyo a los nuevos movimientos sociales

Una de las características más resaltantes en la historia del movimiento evangélico en el continente, ha sido el apoyo a los movimientos sociales que se han generado en la década de los veinte. El congreso sobre obra cristiana celebrado en la ciudad de Montevideo en 1925, legitima el apoyo por parte de los evangélicos a los movimientos sociales como el movimiento obrero, estudiantil, indígena y femenino, ya que estos obedecían a la búsqueda de sus reivindicaciones sociales. En los noventa los evangélicos deben apoyar a los nuevos movimientos que están generándose como los movimientos feministas, ecológicos, por la paz, derechos humanos y otros. El apoyo a tales movimientos debe ser la punta de lanza en el trabajo político de los evangélicos.

9.4.5 La libertad religiosa

Como hemos podido observar, una de las causas de la opción parlamentaria de los evangélicos es el trabajo por la libertad religiosa. Debemos tener cuidado con los fundamentalismos de cualquier tipo, hay que permitir la libertad de conciencia de todo ciudadano, sobre todo, debemos aprender a reconocemos unos a otros y toleramos también; esto permite la convivencia pacífica entre los diferentes credos religiosos.

9.4.6 La democracia integral

Como hemos mencionado, las reuniones eclesiales son las generadoras de prácticas y principios democráticos. Los principios democráticos deben llevarse a cabo en todas las esferas de la vida social, desde las prácticas cotidianas hasta la toma de decisiones que afecten los destinos del país. Por tal motivo debemos luchar contra todas aquellas tiranías y gobiernos autoritarios que pretenden quebrantar nuestros derechos ciudadanos. La democracia integral debe ser el equilibrio de poderes, entendiéndose como tal el respeto de mis derechos y deberes frente a los derechos y deberes de otros y viceversa.

9.4.7 Una Ética política

Uno de los retos esenciales para los evangélicos en la vida política del país es el de ser una “contracultura” cristiana, una presencia contrastante y propositiva. Un rasgo esencial en esta forma de vivir y pensar es un compromiso profundo con la verdad y la justicia como marcas insoslayables de los hijos del reino de Dios. Este compromiso asume un carácter urgente a la luz del predominio de la mentira política de la corrupción que se nutre del engaño, y de la evasión de la ley. Desde este marco de referencia los evangélicos son llamados a contribuir en la formación de una conciencia ética para la nación. Es decir, son desafiados a ser diferentes y a plantear en forma distinta el quehacer político. De ahí que sea “importante reflexionar acerca de las motivaciones (el por qué), los propósitos (el para qué) y las formas (el cómo) de la participación política del cristiano”, a fin de expresar una ética evangélica al respecto. Una política sin ética y moral está condenada al fracaso y puede convertirse en un instrumento de perversión, corrupción y opresión. Hay que cambiar esa cultura con la verdad transformadora del Evangelio.

9.4.8 Una teología de la política

La política que los evangélicos deben ejercitar debería tener como sustento teológico los valores del reino de Dios, los cuales tienen que ver con la justicia, la verdad, la solidaridad, la honestidad, el servicio, la misericordia, la compasión, el amor y la paz. Es una política que se traduce en programa, proyectos y acciones en real beneficio del pueblo. No se trata de la utilización de un lenguaje religioso acerca de la justicia en el discurso político, sino con pensamiento y acciones políticas que reflejen en la práctica la dimensión de la justicia y el ejercicio saludable del poder. Una teología política desde una perspectiva cristiana es crucial para estructurar y orientar la ideología del cristiano sobre cómo debe servir en el campo político y en el gobierno. La declaración de Osijek sobre “Libertad y justicia en las relaciones Iglesia-Estado” subraya que una teología política debe responder a las siguientes preguntas: ¿Cuál es el propósito del gobierno? ¿Cuál es el papel de la fuerza en el gobierno y cómo debe ser usada? ¿Qué valores morales deben legislarse y cuáles no, y cuáles son los criterios para distinguirlos? ¿Cómo se emplea y controla el poder? ¿Existe una norma trascendente por encima del Estado? Luego agrega, “Sin una teología política que responda a estas preguntas, la participación política será superficial, frecuentemente mal orientada y contraproducente”. En la práctica una teología política significa ocuparse de las cosas del Estado en beneficio de la sociedad. Tiene que ver con mantenerse al margen de la corrupción y ejercer el poder para gobernar bien y el. Incluso, implica el no utilizar al Estado como un instrumento para fines religiosos. De igual modo, esta teología debería estimular el fortalecimiento del estado de derecho en el país. Esto implica fortalecer el respeto y cumplimiento de la constitución política del país y estimular la aplicación de las leyes como los mecanismos necesarios para promover los derechos y dignidad de todas las personas, especialmente de los pobres que continúan siendo los excluidos de la sociedad. A la vez, esa teología bíblica de la política provee pautas para evaluar la naturaleza y desarrollo del Estado y sus instituciones. A manera de inquietud expresamos las siguientes interrogantes: ¿El Estado está al servicio de todos? ¿Facilita el desarrollo humano en sociedad? ¿Respeta y promueve su dignidad? ¿Posee el marco jurídico esencial que promueve y resguarde el bien común? Todo gobierno debe proteger y garantizar la vida humana y la libertad de conciencia a fin de que todos puedan ser tratados con respeto y dignidad, pues llevan consigo la imagen y semejanza de Dios.

9.4.9 Una teología del poder

Al menos que los políticos asuman el poder político para servir, no se puede esperar una gestión de real beneficio para la nación. La tentación histórica de la humanidad ha sido utilizar el poder para su propio beneficio y someter a otros. Entonces, la ética del reino nos llama a ser siervos, no señores que ejercen poder y dominio sobre los demás. Si el poder es un instrumento de servicio, toda autoridad de gobierno tiene que sujetarse a esta visión. La Biblia subraya con diáfana claridad que las autoridades están para castigar al que hace lo malo, y han sido puestos como “servidores de Dios” para “hacer el bien” (Ro. 13:3-4). Los cristianos debemos recordar al gobierno esta doble responsabilidad. El Estado debe cumplir el rol para el cual fue creado en la voluntad permisiva de Dios.

9.5 Una teología de la mayordomía de la creación

Si los evangélicos han de contribuir en la construcción de un país con futuro tienen que tomar en cuenta la teología de la creación. Este llamado interpela el pensamiento evangélico que por lo general enfatiza mucho más la caída que la creación. Este énfasis ha generado una visión pesimista del mundo creado, una actitud de despreocupación por el medio ambiente y un descuido por entender el propósito inicial de Dios respecto a su creación. ¿Cómo pensó y estructuró la sociedad y la naturaleza antes de la entrada del pecado en el mundo? Desde esta perspectiva la dignidad y derechos iguales que corresponden a hombre y mujer adquieren especial relevancia, el mandato de hacer producir y administrar la creación se sitúa desde una óptica de solidaridad y responsabilidad ética del trabajo, y la generación de conocimiento, tecnología y cultura son puestos al servicio de todos por igual. Desde la perspectiva bíblica la creación tiene un lugar especial en el propósito de Dios. Fue considerada buena, y buena en gran manera, testifica de la existencia y poder de Dios y exalta su gloria (Ro. 1:19-20; Sal.19:1-4). El interés de Dios por su creación está bien trazado en la historia de la redención.  La mayordomía de la creación de Dios implica trabajar por la construcción de relaciones más justas y humanas y por la buena administración y conservación del mundo creado. La promesa de que un día la justicia y la paz se besarán debe motivarnos a promover en nuestros días este reencuentro con la vida y la justicia como parte integral del evangelio que proclamamos. Esta verdad debe, entonces, motivarnos a hacer buen uso de la creación y sus recursos, impulsar el desarrollo de la ciencia y la tecnología al servicio de todos y ocuparnos del buen cuidado de la naturaleza. La explotación inmisericorde de nuestros recursos naturales pone en peligro la vida humana, nuestro entorno ecológico y la subsistencia de las nuevas generaciones. ¿Está mal que la iglesia se interese y actúe en los problemas sociales? Claro que no. Las iglesias evangélicas tienen aquí una amplia experiencia y su participación en situaciones de crisis sociales, educación, adicciones, pobreza, marginalidad y defensa de la vida aún no ha sido valorada en su justa dimensión por el resto de la sociedad. ¿Está mal que un evangélico participe en política? Por supuesto que no. Debemos animar a nuestros hermanos y hermanas a estar presentes en todos los ámbitos de la sociedad con excelencia, entrega y santidad. Esto incluye también el ámbito de la política.  Por diferentes razones históricas y teológicas, en los medios evangélicos latinoamericanos siempre se vio el ámbito de la participación política como algo sucio que debía evitarse. Es tiempo de cambiar esta mentalidad. No obstante, pretender participar en la lucha política como iglesia o “pueblo evangélico”, es una distorsión de la misión de la iglesia. Es misión de la iglesia defender valores como los de la vida, la justicia, la verdad, la igualdad, la dignidad humana o la santidad de la creación, por mencionar solo algunos. Cuando lo ha hecho, ha afectado verdaderamente a la sociedad y más de una vez ha tenido que pagar el alto precio del sacrificio. La lógica de la política es contraria a la lógica del reino de Dios. La política se construye con poder, el reino de Dios se extiende con servicio.

La iglesia no está para servirse a sí misma. La transformación social jamás se hará desde el poder. Quien quiera afectar a la sociedad en nombre de Jesucristo lo hará desde el servicio y no desde el poder.  Recordemos algunos ejemplos de la historia reciente: ¿Quién cambió la historia de los Estados Unidos en el siglo XX? ¿Los políticos evangélicos, algunos de ellos racistas, defensores de la pena de muerte y la guerra; o el pastor afroamericano Martin Luther King con su prédica que lo llevó al martirio? ¿Quién afectó más la situación en Sudáfrica, los políticos, muchos de ellos evangélicos reformados sostenedores del apartheid, o el obispo Desmond Tutu? Por supuesto que lo que estos hombres hicieron tuvo consecuencias políticas, pero no obraron desde el poder político sino desde la “debilidad” de la entrega, la coherencia y la fe. Algunos dicen: “necesitamos evangélicos en la política”. Es un error si se piensa que el solo hecho de ser evangélico es suficiente. Lo que se necesita en la política son hombres y mujeres preparados, capaces, íntegros, honestos, eficientes, con los mismos valores que defendemos, y si tienen una fe en Jesucristo, mucho mejor. Muchos caen bajo la seducción del poder y aceptan candidaturas políticas sin más antecedentes que sus tareas ministeriales. Son hombres de Dios preparados para servir a Dios y es de reconocer que en el arduo trabajo pastoral son experimentados y preparados. Pero en el área política ¿Cuál ha sido su militancia? ¿Cuál ha sido su formación? ¿Cuentan con un proyecto para la transformación social desde el punto de vista político? Suele responderse: “es una puerta que Dios abre”. Para ser claros, Dios abre puertas a quienes estén preparados y capacitados conscientemente más allá de sus buenas intenciones. Si algún cristiano se ha preparado para el servicio público, ha desarrollado una militancia, tiene un marco ideológico y una vocación política, ese es su campo de acción, su tierra de misión. Pero, si un cristiano que habiendo recibido el llamado al pastorado deja su ministerio para servir a través de la política aun a aquellos que son enemigos de Cristo, entendemos que el contexto denominacional en el que se encuentre, y por sobre todo la guía del Espíritu Santo serán quienes deban brindar legitimidad a esa decisión personal de abandonar el pastorado y dedicarse a la política. Es sabio tener en cuenta que el valor de su credibilidad, el respeto de sus fieles y su rica experiencia ministerial, es un capital que le pertenece a Dios y para el servicio a la Iglesia y la extensión del Reino de Dios.



GUTIERREZ Tomás. Evangélicos, Democracia y Nueva Sociedad, Lima, Editorial AHP, 2da edición 2009
GUTIERREZ Tomás. Desafíos a la Fe Cristiana, una perspectiva evangélica, Lima, Editorial AHP, 2002
Los Evangélicos y la Política: una revisión del camino http://www.seteca-maestria.org/articles/Kairos35-Ortiz.pdf


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