6. Protestantismo y evangelización indígena en el Perú.
1895-1930
6.1. El movimiento Indigenista
La preocupación del movimiento
indigenista fue rescatar al indio de la opresión y del engaño, darle el sentido de ser ciudadano y que tenga un nivel
igual a todos. Para Luis E. Valcárcel: El
indigenismo es, "Un movimiento reivindicatorio de los derechos humanos
en diversos planos vetados por la clase dominante de la raza blanca". El movimiento indigenista quiso reivindicar
al indio, manifestándose al principio como un indigenismo literario, luego, de
denuncia oficial y, al final, de connotaciones políticas.
6.1.1. El
indigenismo literario
Inicialmente los problemas del indio se exponen por
medio de la literatura. En la novela de Narciso Aréstegui "El Padre
Horan", 1848, se menciona a una pareja de indígenas, Dionicio y
Leandra, ahí se describe los abusos que se cometen contra ellos, el tributo,
las faenas y el reparto. El historiador Jeffrey Klaiber menciona tres elementos
básicos en la novela de Aréstegui respecto al indigenismo literario: el
énfasis sobre la influencia del clero, el reconocimiento de los hondos
sentimientos del pueblo y una representación romántica a los indios, la novela
de Aréstegui representó una ruptura con la tradición elitista liberal en la
medida que intentó describir la vida de los indios desde su propia
perspectiva". La novela servirá después para muchos temas que serán
retornados por otros. "Aves sin Nido", de Clorinda Matto de
Turner, en 1889. Según Nelson Manrique esta obra señala el nacimiento del
indigenismo literario. Esta novela es un elogio a la inocencia andina que es,
al mismo tiempo, una suerte de elegía de proclama. Algo así como una tierna
despedida de un mundo históricamente insostenible, y una apasionada arenga para
que ingresemos a un nuevo nivel de desarrollo histórico por medio de la
educación, pero también la autora menciona la llegada de un "cristianismo
puro" como elemento de fermentación de este nuevo mundo. El pensamiento de
Clorinda Matto, ¿presagiaba un cristianismo protestante? o ¿esperaba una
reforma en el seno del catolicismo peruano? En ella encontramos, pues, las
soluciones al problema indígena: la educación y el cristianismo puro. Haber
escrito esta novela, le costará la excomunión de la Iglesia Católica. Su libro
será quemado en las plazas públicas y tendrá que acogerse al exilio hasta su
muerte". Viajo a Argentina y trabajó para la Sociedad Bíblica Americana,
en la traducción de los Evangelios al idioma quechua en 1894. En una de sus
introducciones dice lo siguiente: "Con el Evangelio irá la luz y
consuelo a los hogares indígenas”. El evangelio, para Clorinda Matto, no
solamente es consuelo para el alma, sino también es poder de Dios para
transformar, para cambiar, para darle sentido a la vida y buscar la justicia
social que tanto se necesita. Este es el deseo de Clorinda Matto quien, más
tarde, se convirtió al protestantismo como lo afirma el historiador Jorge
Basadre." Clorinda Matto se refugió en Argentina, donde trabajó para la
Sociedad Bíblica Americana y escribió para la revista "El Bucaro
Americano".
6.1.2. Asociaciones y
movimientos
Una de las primeras asociaciones en manifestar su
deseo de ver el problema indígena resuelto, fue "La Asociación
Pro-Indígena" fundada en 1909, que tuvo entre sus principales
representantes a Pedro Zulen, Dora Mayer y Joaquín Capelo. Según Basadre, esta asociación tuvo carácter
privado y no oficial, en favor de la conciencia nacional. Aunque muchas veces ignorada
y despreciada sus objetivos principales se centraron en organizar un servicio
de vigilancia en favor del indígena, con delegaciones en toda la República y
uso de la prensa y los poderes públicos, para que no se les niegue el derecho y
el beneficio de las leyes. Más tarde editarían, un boletín llamado El Deber
Pro- Indígena, y publicarán algunos folletos. También dictarán conferencias
sobre el problema indígena, y uno de los asiduos concurrentes a estas
conferencias era el misionero Juan Ritchie, llegando a ser uno de sus asociados.
Este proyecto terminará sus actividades en mayo de 1916. La Asociación
contribuyó a la acción social del movimiento protestante, sobre todo por la
formación y el inicio de las actividades de la llamada "Hacienda
Pro-Indígena Urco". Esta asociación de Pedro Zulen, tendrá el
reconocimiento de los evangélicos. La revista El Heraldo, en su
publicación de noviembre de 1911, felicitaría y llamaría a la cooperación de
este movimiento y también publicaría sus panfletos, sumándose también la
revista metodista el Mensajero. La
Asociación sería una de las primeras en manifestar el deseo de rescatar al
indígena, buscando la justicia social tan deseada por ellos.
6.1.3. El patronato de raza indígena y los planteamientos
sociales y políticos
El Patronato de la Raza Indígena,
institución oficial representada por el Arzobispado de Lima, se constituyó en
mayo de 1922. Anteriormente desde 1921 hasta 1924 hubo un congreso por año,
allí nació el Comité Pro- Derecho Indígena Tahuantinsuyo. Hubo un
congreso por año hasta 1924. El Patronato resultó ineficaz. Este "indigenismo
de Estado" como lo llaman Burga y
Flores- Galindo o "indigenismo oficial", solo se limitó al terreno
declarativo. Uno de los primeros en manifestar la problemática del indio y
buscar soluciones, a inicios del siglo XX fue Manuel Gonzales Prada. Para este
gran intelectual y anarquista, director de la Biblioteca Nacional y vinculado a
la Sociedad del Libre Pensamiento, el problema del indio, no solo es pedagógico
sino económico y social. En esto tiene el mérito de haber delineado el
pensamiento de José Carlos Mariátegui respecto a lo social y/o económico y plantear
la solución al problema. Para Gonzales Prada la violencia se presenta como un
medio para la solución del problema, pues considera que los opresores no
cederán. El llamado es hacia una revolución completa. Respecto al problema de
la tierra, como cuestión fundamental para resolver el problema indígena, Hugo
García Salvatecci señala que Gonzales Prada se adelanta a Mariátegui. Otro de
los intelectuales que trató la problemática del indígena fue Víctor Raúl Haya
de la Torre. Para él, la causa del indio es social y no racial; la lucha del
indio se puede traducir en la lucha contra el latifundio. En esto tiene una
relación directa con el indigenismo de Luis E. Valcárcel, así como el de
Gonzales Prada en la cuestión social. Esto involucraba todo un proceso de
socialización del indio, pero, cuando el APRA llego al poder estos
planteamientos quedarían en intenciones. Valcárcel señala que el problema
indígena pasó a segundo plano porque la acción política se centro en atender los
problemas de turno. Otro personaje que analizo el problema indígena fue José Carlos
Mariátegui. A su regreso al Perú dictó clases en las Universidades Populares
Gonzales Prada y fundó la revista Amauta,
reuniendo a los principales exponentes de la
literatura, la política, el arte, tanto peruanos como extranjeros.
Mariátegui contribuyó a la creación del
Partido Socialista Peruano y de la
Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP). Para Mariátegui,
el problema del indio no era una cuestión ética ni moral, tampoco estaba en la
educación, el problema indígena era el problema de la tierra, y la solución
definitiva es el socialismo. Su
prematura muerte impidió ver los logros de tal
planteamiento.
6.2. La Perspectiva Protestante
sobre el Problema del Indio
Mientras que las asociaciones
indigenistas y los intelectuales debatían sobre los problemas y posibles
soluciones al problema indígena, algunas misiones protestantes realizaban una serie
de acciones para reivindicar al indígena, educándolo, enseñándole técnicas
agrícolas, construyendo centros asistenciales, botiquines, orfanatos; haciendo
que el evangelio plantee ciertas soluciones al problema indígena. En este
sentido el profesor Dávalos-Lisson (1863-1942), señala en su libro sobre las
causas geográficas, políticas y económicas que han detenido el progreso moral y
espiritual del Perú, en el primer siglo de su vida republicana, haciendo
alusión a los evangélicos y sus denodados esfuerzos a favor de la moral
cristiana, logrando corregir costumbre inmorales y el alcoholismo. Por su parte
Juan A. Mackay, comentando el mencionado libro, señala que a Dávalos-Lisson le
faltó decir que la Iglesia Católica ha sido un atraso para el progreso moral y
espiritual del Perú, en el primer siglo de su vida independiente. Sin embargo,
para algunos; la presencia protestante en la sociedad indígena obedecía a
factores externos. Para Dora Mayer de Zulen y José Carlos Mariátegui, el
protestantismo era una avanzada del imperialismo anglosajón y los misioneros
protestantes representaban la vanguardia del imperialismo yanqui. Pero para Luis
E. Valcárcel y José Antonio Encinas, los misioneros protestantes no tenían más
fines políticos que atender la necesidad del indio puneño y cusqueño. Pero,
además, estas acusaciones tienen otra explicación y se circunscriben a una
ideología de la sospecha formulada por Karl Marx y difundida por la corriente
socialista muy en boga desde finales de la segunda década del siglo XIX.
Recordemos que en los tiempos de Marx y Engels (1845-1895) el centro
de la investigación y el debate todavía seguía siendo el desarrollo del
capitalismo, por eso la obra fundamental de ellos fue El Capital,
pero a partir del triunfo de la Gran Revolución Rusa 1917, los obreros empezaron a asumir la función de
clase dirigente de la humanidad, y el centro de la investigación y el debate
pasó a ser el desarrollo de la naciente sociedad socialista. En el Perú durante los años veinte, nacieron dos movimientos políticos de masas, el
aprismo con Haya de la Torre y el comunismo con José Carlos Mariátegui, que
marcarían buena parte del desarrollo político peruano a partir de 1930. El APRA
se presentó como una organización política populista, antiimperialista y
nacionalista, de clara influencia marxista en sus primeros años de vida e
introduciendo la violencia revolucionaria en el léxico de la política peruana,
luego se formaría el partido comunista en 1928, consecuencia de las diferencias
entre Mariátegui y Haya de la Torre, el partido comunista iría en favor de los
obreros y movimientos sindicales, sobre la base de una interpretación marxista
de la sociedad peruana. Serían estos partidos y su teoría política los que terminaron
por desarrollar una ideología de la sospecha contra todo lo que venía del
Norte. Por ello no es de sorprenderse que los intelectuales de tendencia
socialista miraran con sospecha a los "yanquis" sin distinguir si que fueran
misioneros norteamericanos, escoceses, ingleses, australianos, canadienses,
suecos, checoslovacos, noruegos, entre otros, que trabajan para una entidad
misionera en el Perú. La referencia a la labor en el Cusco es la de la Hacienda
Pro-Indígena Urco. Tomando a Valcárcel, podemos añadir que la obra de los
protestantes no era parte de una avanzada imperialista, sino una manifestación legítima
del evangelio, que enseña el amor al prójimo, al indio, prisionero de una
situación de pobreza, explotación y olvido.
Para entender la obra evangélica de las misiones
protestantes en este periodo, se tiene que tomar en cuenta los acuerdos en los
congresos evangélicos, especialmente el de Panamá en 1916 y de Montevideo en
1925, en donde se verá con especial interés el problema del indigenismo en Latinoamérica
y el Perú. El congreso de Panamá motivaba hacia una activa participación del
creyente en la sociedad y uno de sus acuerdos fue que la educación debía recibir una gran
atención y promoción. De esta manera el congreso reafirmaba la confianza casi
ciega en el sistema liberal usando como medio la educación para escalar
socialmente. En este parecer el Congreso hace seis observaciones al respecto.
1) El alto porcentaje de analfabetismo en América Latina demuestra su necesidad
educativa. 2) La educación evangélica debe ser técnicamente igual a la
educación estatal. 3) Se debe procurar alcanzar a los latinoamericanos cultos.
4) Los líderes latinoamericanos necesitan una visión educativa distinta a la ya
abandonada perspectiva católica. 5) La preparación educativa de los líderes
latinoamericanos es inferior. 6) Las escuelas misioneras deben enseñar técnicas industriales y
agrícolas para mejorar la economía de los pueblos. Resultados indirectos de
este énfasis en la educación son el movimiento juvenil en la década de los años
treinta y el movimiento estudiantil universitario unos años después. Por esa época se
elaboró informes sobre la situación y el trabajo con los indígenas en el Perú,
Ecuador y Bolivia. En este último país, los bautistas canadienses formaron en
1911 la Peniel Hall Society para la evangelización y educación de los indios.
Para ello compraron unas cuatrocientas hectáreas de terreno, que incluían los
derechos feudales de doscientos setenta y cinco indios; el indio tenía que
trabajar. La Hall Society procedió a
enfrentar el problema de la manera siguiente: repartió las tierras de acuerdo a
la capacidad de trabajo de los indígenas, otorgando un plazo de cinco años para
que demostraran si eran o no capaces de administrar ellos solos las tierras;
también se le brindó enseñanza agrícola. La explotación agrícola de Peniel Hall
demostró, como afirma Stanley Rycroft, que el sistema de propiedad privada
sobre una base cooperativa es ventajosa para el indio, y que el único
fundamento para la redención del indio ha de buscarse en la regeneración moral
y espiritual en Jesucristo. Era precisamente un modelo de misión.
En el Perú, las iglesias
protestantes de la sierra fundaban escuelas, ligas antialcohólicas, denunciando
a aquellos que oprimían al indio por medio de la bebida. De allí la propaganda
de la Sociedad de Temperancia, de buscar
leyes y decretos contra el abuso de las bebidas alcohólicas. Pero el Congreso
de celebrado en Montevideo en 1925,
contempló el problema del indio con un especial interés. La comisión pertinente
sintió el peso de la responsabilidad de las iglesias en cuanto a la evangelización, entre sus conclusiones
destaca: la necesidad urgente de efectuar una obra auxiliar en bien de los
indios, haciéndolos buenos ciudadanos, con suficiencia y respeto, conforme a un
buen cristiano. Los ministros evangélicos tenían que enseñar a los
indígenas lo que significa nación, patria, derechos y justicia, formarles una
conciencia social. Y a los misioneros se les recomendaba aprender su lengua
nativa, vivir con ellos, si les permiten y predicarles el evangelio. En
síntesis la solución protestante al problema del indígena, sería mediante un
acercamiento al Cristo real y personal, como también por medio de la enseñanza
de las Sagradas Escrituras. Así la existencia de las misiones adventistas en
las comunidades de Puno, los evangélicos en Cusco, los bautistas de Guatajata,
Bolivia, representan esa respuesta a una problemática vigente producida en
torno al problema del indio. La solución protestante al problema del indio
desde la segunda década del siglo XIX se manifiesta a través de su mensaje y su
labor social. Tarea que se cumple con la construcción de escuelas, orfanatos,
clínicas, etc. Esta fue la alternativa protestante ante una acción débil y
desacreditada del estado y la iglesia católica
frente a la problemática indígena.
6.3. Modelos de Evangelización Protestante
en el Perú
La herencia colonial: Lo que primó en la
educación peruana republicana es la herencia colonial. Ninguna reforma
educativa pudo superar esa cultura peruana impregnada por el conservadurismo. La
única propuesta verdaderamente liberal de educación que pretendió eliminar los
valores coloniales en la educación peruana fue la de José Antonio Encinas, que
enfrentó resueltamente los elementos clericales, el autoritarismo y el
intelectualismo de la escuela, en las primeras décadas del siglo XX. [El
movimiento de la escuela nueva que se desarrollaba como un requerimiento de la
segunda revolución industrial y de la ciencia y tecnología modernas, fue
asumido por José Antonio Encinas, quien, además, consideró de gran importancia
los aportes de la educación social desarrollada en la URSS luego de la
revolución de octubre de 1917. Este movimiento fue, combatido por los
intelectuales de la oligarquía, que sólo tuvo en cuenta los aspectos formales
de la escuela nueva, sin desarrollar sus elementos modernos y renovadores. El
espíritu conservador y elitista de Alejandro Deustua, se impuso en toda la
línea]. Manuel Vicente Villarán en su crítica liberal a la educación
republicana, centra su atención en esa tradición clerical y oficinesca en la
formación de profesionales, a los cuales se les preparaba al margen de una
moderna economía productiva, tecnológica y ligada al desarrollo del país. La
educación peruana mantuvo los rasgos arrastrados del virreinato:
conservadurismo axiológico, enciclopedismo, escolasticismo, memorismo,
principalmente. Características que definen una educación detenida en el tiempo
medieval. La educación peruana no pudo hacerse de los elementos programáticos
que una educación moderna debía de desarrollar en pleno siglo XIX y, con más
compromiso, en el siglo XX, siglo de grandes movimientos pedagógicos que
lograron revolucionar la escuela en no pocos países, tanto del mundo
capitalista como del mundo socialista, como una tendencia a la universalización
de la educación concebida como derecho de los pueblos.
Lo anterior nos permite señalar que la educación
peruana republicana carece de los elementos de la modernidad que se expandió a
partir de la Revolución Francesa de 1789. Es que una educación que seguía
alimentándose de la herencia colonial, carecía de la capacidad para desarrollar
los elementos de toda educación moderna, como la educación no confesional o
laica, la educación científica como uno de los ejes del currículo, la
coeducación como elemento democrático en la lucha por la igualdad de derechos
entre hombres y mujeres, la educación popular como expresión de la
democratización de la cultura, la planificación de la educación y la escuela
pública única como el único instrumento institucional para la gratuidad y la
universalización de la educación. ¿Qué impidió que la educación peruana
republicana pudiera desarrollar los elementos de la educación moderna que
naciera en los países más desarrollados de la Europa occidental? He aquí la
pregunta fundamental para hurgar en el origen de nuestra larga crisis
educativa. La crisis de la que hablamos puede definirse como la incapacidad de
superar la herencia colonial de la dominación española, pero también la
impotencia para hacer frente al neocolonialismo al que estamos atados desde
hace décadas. Ambos tipos históricos de dominación han convertido a nuestra
educación en instrumento de reproducción del subdesarrollo cultural y la
dependencia de valores ajenos a nuestro pueblo y a nuestro destino histórico.
Las raíces estructurales tienen que ver con una
educación asentada en una economía atrasada, sin desarrollo de las fuerzas
productivas, un Estado antidemocrático y centralista, con una estructura económica,
social y estatal desfasados del desarrollo moderno, era imposible una educación
renovada. A esto se suma la poca responsabilidad de los maestros, de promover,
desde las aulas, la formación de una nueva conciencia para cambiar el país, y
también de impulsar suficientemente la organización política del pueblo para
luchar por el poder del Estado.
Hitos en la lucha por una nueva
educación en el Perú : A lo largo de la vida republicana, no obstante las conservadoras
políticas educativas de los gobernantes peruanos y sus asesores extranjeros, se
han producido en nuestro país importantes movimientos pedagógicos de
orientación renovadora. Sumariamente vamos a señalar los más importantes. Desde
fines del siglo XIX, bajo la influencia del movimiento social que llegaba de
Europa, en el Perú aparecieron iniciativas renovadoras sobre el derecho de las
mujeres a la educación, no solamente elemental, sino profesional. Este
movimiento removió el espíritu conservador de la oligarquía peruana desde una
perspectiva liberal. El movimiento feminismo de principios del siglo XX aceleró
esta tendencia hasta convertirse en una lucha por los derechos políticos de la
mujer. Pero fue un movimiento minoritario que no pudo romper el proceso
colonial de la educación separada de los sexos. Al movimiento a favor de la
educación de la mujer y su derecho a la emancipación, la oligarquía enfrentó en
las escuelas secundarias con el curso de "educación familiar" bajo
los parámetros de una orientación conservadora, basada en la vida familiar
tradicional y sus modales.
La Hacienda Urco se encuentra ubicada en la
provincia de Calca, departamento del Cusco, en el valle sagrado de los incas.
Fue adquirida por la misión protestante en 1908, y estuvo a cargo de Allen Job,
misionero australiano con conocimientos de agricultura. Se denominó a la
hacienda, Sociedad Pro-Indígena Urco. La
hacienda consistía en unas 100 hectáreas de tierra de riego a 3,000 metros
sobre el nivel del mar, y tres inmensas punas a 4,000 metros y más. Junto con
la hacienda, la misión recibió a más de 17 familias indígenas, y otras vinieron
después. Se les permitía sembrar papa y mantener sus propios animales. Como
pago debían cuidar los rebaños de la misión, limpiar las acequias una vez al
año, cultivar las tierras de riego. Cuando trabajaban para la misión, se les
pagaba 20 centavos al día. En comparación con otras haciendas, 20 centavos era
un buen salario aquel entonces. La Sociedad Pro-Indígena Evangélica cumplió un
rol muy especial; era el modelo puesto en práctica para rescatar al indígena de
su estado de postración. En 1918, la Sociedad Pro-Indígena Evangélica, en
competencia con otras 200 haciendas, se hace acreedora al primer puesto y
medalla de oro por la calidad de sus productos agrícolas. Juan Ritchie comenta
que su éxito se debía a los métodos agrícolas avanzados, a la educación que se
impartía, a la atención de los enfermos y a la predicación del evangelio. Esto permite
apreciar la importancia del protestantismo indígena frente al poco provecho
teórico de algunos sectores políticos sobre el problema del indio. El problema,
para el protestantismo radicaba, en la distorsión del cristianismo, en el
alejamiento de las verdades de las Sagradas Escrituras. Por este motivo, la solución
estaba en la rehabilitación del indio, por medio de la regeneración, como lo
afirma Rycroft; la comprensión de un Cristo real y verdadero, le da sentido la vida, la regeneración produce
cambios en la persona, y un sentido de comunidad y respeto hacia los
semejantes. José Antonio Encinas (1886-1958), gran educador, diputado por Puno
y más tarde senador de la República, comentaba con mucha expectativa y bienestar
que los indios protestantes eran sobrios, trabajadores, limpios; sabiendo leer
y escribir, con una nueva conciencia de sí mismo. Encinas informaba que los
cambios que producía el Evangelio en la vida de los indígenas, hacía de ellos
personas de provecho, y que el criterio religioso era un elemento clave para la
regeneración de la raza. Por esta razón Encinas llamará a los jóvenes a apoyar
la obra de los protestantes, ya que éstos devolverían a los indios convertidos
en ciudadanos útiles para el país." Finalmente podemos concluir que
existió en el seno del protestantismo un pensamiento social respecto al
problema indígena, que se llevó a la práctica y que fue alternativa de solución
para el rescate del indio.
6.4. Conceptos sobre el Protestantismo
indígena Latinoamericano
La llegada del protestantismo a Latinoamérica ha
dado lugar a múltiples interpretaciones: desde argumentos que apuntan hacia una
forma de colonización ideológica norteamericana que va desde la religión, pero
que apunta hacia la inmovilización y dominación de toda la cultura indígena.
Algunos como David Stoll, han señalado que el protestantismo es una propuesta
abierta. J.P. Bastian (1986, 166) señala que el protestantismo lejos de ser
penetración ideológica imperialista o religiones enajenantes resultan ser más
bien dispositivos de defensa concebidos y establecidos por los propios
campesinos utilizando lo sagrado como instrumento de transformación. Además
señala que el protestantismo rural es aquello que integra, convive e impregna
prácticas de tipo mágico-religiosa. En este sentido la continuidad de la
cultura autóctona encuentra una posibilidad en el protestantismo exógeno. Según
esta perspectiva la conversión indígena al protestantismo busca renovar
antiguas prácticas religiosas a fin de reestructurar el mundo indígena. Otra
característica del protestantismo indígena es que se desarrolla a la par con
las migraciones y distantes del control religioso.
Algunas interpretaciones sobre la relación entre
protestantismo y política refieren que los evangélicos rechazaban el poder
político, pero en otros como lo ha señalado Lalive D’Epinay para el caso de Chile refieren a una
propuesta contestaría al orden político institucionalizado. Así el
protestantismo en algunos casos se relaciona con una forma de rechazo y condena
de la población marginada hacia un sistema social que es violento y opresivo.
Se presenta como una religión de los oprimidos con un mensaje de tipo milenario
que expresa y promete esperanzas y sueños de un mundo mejor. Esto se ve expresado en la mezcla de la
tradición mágico-religiosa y el evangelismo. La expresión más evidente de esta
apropiación es la capacidad de reelaboración de la práctica religiosa. Otros
señalan que el protestantismo no ha llegado a penetrar en la conciencia
indígena más allá de los límites que la fuerza de la tradición cultural y
religiosa le impone. En tanto para David
Stoll, las iglesias evangélicas representan una nueva forma de organización
social; el protestantismo debe ser entendido como un movimiento popular donde
las relaciones son más igualitarias y participativas, permitiendo incluso a los
más pobres asumir roles de liderazgo.
Según David Martin, los cambios y la aculturación del protestantismo han
ido en dirección a la fragmentación y a la autonomía; autonomía que se refiere
al carácter nativo y al autogobierno de las iglesias. Además señala que el
protestantismo se ha expandido en los países en donde la iglesia católica se ha
debilitado pero a su vez la cultura religiosa se ha mantenido fuerte. Sin
embargo esta afirmación solo representa algunos casos. También señala que el
protestantismo en su rostro pentecostal reanima física y espiritualmente a los
pueblos indígenas, por su enfoque espiritual. J.P. Bastian ha señalado que si la difusión
del pentecostalismo, cuya dimensión endógena está bien representada, no expresa
más bien una cierta continuidad de la resistencia a la integración a Occidente
a través de un trabajo sobre la diferenciación religiosa en países católicos y
sobre la alteridad étnica reforzada con la selección de prácticas y creencias
en afinidad selectiva con el universo religioso ancestral. Si fuese así
estuviéramos hablando de un mero sincretismo religioso y por otro lado
estaríamos obviando algo que es muy claro, en la predica evangélica pentecostal
la experiencia e intervención del Espíritu en el desarrollo
denominacional.
ANDRADE, Susana. Protestantismo Indígena, Proceso de
conversión religiosa en la provincia de Chimborazo. http://repository.unm.edu/bitstream/handle/1928/12367/Protestantismo%20ind%C3%-ADgena.pdf?sequence=1
VALCÁRCEL, Luis E. Tempestad en los Andes, Perú, Colección
Autores Peruanos, (1927), 2006, pp 135 - 146
MARIÁTEGUI, José Carlos, Siete ensayos de la interpretación de la realidad peruana.
Lima, JUCEN. 1950.
GUTIÉRREZ Tomás.
Los Evangélicos en Perú y América Latina, ensayos sobre su historia, Lima,
CEHILA, Ediciones AHP, 1997, pp 107 - 176
PAREDES Rubén, La Nueva
Presencia Indígena Evangélica en América Latina, Lima, PUSEL, 1982
La misión: Una tarea que nos transforma, empodera y envía.
http://www.monografias.com/trabajos87/
mision-tarea-que-nos-transforma-empodera-y-envia/mision-tarea-que-nos-transforma-empodera-y-envia.zip,
consulta el 22 de septiembre de 2011
RAMOS Bosmediano José. Algunas notas sobre la historia de la Educación
Peruana. http://vanguardia-intelectual.blogspot.com/2010/06/algunas-notas-sobre-la-historia-de-la.html
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