11.
Perspectivas futuras de la Iglesia Evangélica Latinoamericana
1. La era
“Post-Evangélica”
Post-evangelicalismo es un término usado para
describir antiguos adherentes del evangelicalismo. Post-evangelicalismo a veces
está vinculada con el fenómeno de la iglesia emergente, incluye una variedad de
líderes que se han distanciado de la corriente principal del cristianismo
evangélico por razones teológicas, políticas o culturales. La mayoría de estos siguen
siendo partidarios de la fe cristiana en alguna forma. La revista Christianity
Today, explica que los post evangélicos voluntariamente han decidido desvincularse
con el sistema de creencias dominante evangélico por lo menos eso se puede
entender de las siguientes revistas: algunos se identifican como evangélicos en
post-recuperación Evangélica, existe un portal de noticias en línea y la
opinión de "los evangélicos, después de los evangélicos y los de afuera
que todavía son como Jesús", el blog del monje en Internet, y la revista
Patrulla. Libro de Dave Tomlinson "El mensaje evangélico", y Graham
Cray, "El debate posterior Evangélico" son textos fundamentales para
entender el movimiento y el debate alrededor de ella.
¿Quiénes son los líderes de
la iglesia emergente?.
Este movimiento fundado por Gene Edwards y ya en decadencia en los últimos
años, ha sido reavivado por su discípulo Frank Viola, y por otros como Dan
Kimbal, Doug Paggit, Tony Jones, Alan Hirsch, George Barna, Brian Mc Laren,
Dallas Willard, Dan Southerland, Tim Keel, Wolfgang Simson, Dave Coleman, Wayne
Jacobsen, Tony Campolo, Leonard Sweet, Junior Zapata, Daniel Nájar o Antonio
Cruz, con la publicación de algunos libros. Se comparan a sí mismos con Lutero,
pues dicen ser los nuevos reformadores de la iglesia… Es una unidad o frente común para la
“deconstrucción” de la iglesia tradicional, sin embargo, ninguno de sus líderes
cree exactamente lo mismo. Su problema básico es que no creen en la verdad
absoluta, sino que para ellos “la verdad depende de la cultura en la que se
vive”. De acuerdo con la misión emergente, Jesús quiere salvar el cristianismo
con una gran reforma en la iglesia, a través de ellos. Algunos lo ven como un
movimiento positivo, y sus libros están siendo publicados por editoriales cristianas
y vendidos en librerías evangélicas… Este movimiento se nutre de creyentes
sinceros de todas las denominaciones. Personas idealistas, pero desanimadas o
insatisfechas y con poca formación bíblica.
También confunden a algunos nuevos creyentes que asisten a sus reuniones
pensando que se trata de células familiares o grupos de hogar. Todos son
bienvenidos porque todo vale. Ellos mismos se definen como eclécticos, es
decir, adoptan una posición media entre distintas doctrinas a fin de
conciliarlas. Procura no meterte en charcos como este. Como dice David
Wilkerson, ésta corriente está arrastrando a algunos cristianos sinceros a un
mal camino.
DAVID WILKERSON dice sobre ello: “«La iglesia
emergente», saliendo de las denominaciones, y mayormente de las mega iglesias, es una mezcla de protestantismo, catolicismo,
y ‘nuevas revelaciones’ de la mente de hombres educados, ‘buenos hombres’ que
han salido en alguna medida de la realidad de las Escrituras, de la verdad de
la Palabra de Dios, como fue revelada en la Sagrada Biblia. Están tratando de
buscar una revelación mayor; no a un libro cerrado sino a una profecía que se
iguale a la Biblia. Y esto está siendo divulgado a través del Internet. «No hay
infierno, porque, de ser así, habría un Dios de ira que disfruta con la
tortura; el cielo está aquí en la tierra, y tú puedes de alguna forma decidir
tu destino». Hay una nueva definición de quién es Cristo. Estos grupos
emergentes se están reuniendo en garajes, en sótanos, en las casas. Son
reuniones informales, con una mezcla de incienso y de velas. En un cuarto, hay
una cruz en el piso; usted puede escribir su nombre ahí, y poner todos sus
pecados debajo de la cruz. Algunas de estas iglesias tienen un cuarto para
comunión si usted quiere la comunión, y la comunión es con un poco de Coca-Cola
y con un trozo de pastel. Una nueva clase de hermandad. Un tipo de amor
diferente. Aceptan el budismo, el islamismo, y tratan de ver ‘lo bueno’ en cada
religión, como excusa para vivir en comunidad.
Escribe el Ps. Steven W.
Cornell en su artículo: “The Emergent Church- A new wave of evangelical
identity” Una posibilidad más
preocupante es que los líderes emergentes no estén realmente interesados en la
crítica reflexiva bíblica de la postmodernidad. ¿Está la empresa emergente por
la labor de buscar una mejor comprensión de la transición a la postmodernidad
preparándolo como un reto para la comunicación del Evangelio? ¿O más bien, los
líderes emergentes han abrazado los valores de la postmodernidad, porque
realmente los consideran superiores? El
valor más importante de la postmodernidad es la inadmisibilidad de todas las
formas de totalización de ver cualquier dimensión de la vida. La
postmodernidad, como una teoría, se niega a permitir la definición de una única
fuente de la verdad y la realidad más allá del individuo. El evangelio
entra en clara contradicción con este
valor. Si el Evangelio es rehén de las restricciones de la posmodernidad, deja
de ser una buena noticia. El llamado Movimiento Emergente Eclesial, también
conocido como Movimiento de la Iglesia Emergente, o Iglesia Emergente a secas.
Es un movimiento fragmentado, con mucha variedad por lo cual encontrar el
definirlo, no es fácil. Brian McLaren, uno de sus líderes declaró a
Christianity Today: “Por el momento es una conversación, no un movimiento.
Nosotros no tenemos un programa. No tenemos un modelo. Pienso que debemos
comenzar como una conversación, luego crecer como una amistad, y ver si resulta
en un movimiento.” Pero a diferencia de lo que dice McLaren, no es una
conversación en este momento, sino un movimiento, debido a la gran cantidad de
adherentes, sitios en Internet, iglesias, etc.
Un poco de historia
Este movimiento tuvo sus inicios a mediados de la
década de los 90. Nombres como Mark Driscoll, Doug Pagitt, Donald Miller, Karen
Ward, Don Johnson, Brian McLaren, Tony Jones, suenan a la hora de contemplar
este movimiento. Ya a finales de la década de los 90, Brian McLaren se unió al
grupo y fue ahí cuando se inició un cambio drástico, pues empezó a
desarrollarse un profundo cambio en lo teológico en la dirección contraria al
sentido de las Escrituras. En ese momento, Mark Driscoll se separa del
movimiento pues según declara, la conversación pasó de querer cambiar la forma
de llevar el evangelio, a cambiar totalmente el evangelio para poder
contextualizarlo a la cultura. Ese “acondicionar” el Evangelio a la gente
impía, para así buscar el atraerles a (ese evangelio adulterado), produjo sus
consecuencias. Driscoll aseguró que su decisión de salir del grupo se debió a
que McLaren y Pagitt querían cambiar la teología hasta puntos insostenibles.
Driscoll dice acerca de este grupo, “refiriéndose a Dios como mujer,
cuestionando la soberanía de Dios, negando la doctrina de la expiación de
Cristo en la cruz, y negando el infierno”. (http://sujetosalaroca.org/) Por
lo que podemos ver, este movimiento emergente no es monolítico, sino que tiende
en diferentes direcciones. En este estudio nos estaremos centrando en más en
las ramas extremas y alejadas de la ortodoxia cristiana.
1. Clasificando lo Emergente
No todo lo que se denomina “emergent” (o “emerging”,
en este caso) es malo de por sí. Veremos que hay posicionamientos que buscan
una manera diferente de hacer las cosas, pero no necesariamente buscando el
deshacer (o deconstruir) lo esencial de lo evangélico. Siempre deberemos
discernir bien. Darrin Patrick, es el
pastor principal de la iglesia The
Journey in Saint Louis, Missouri. El ha realizado el intento de clasificar en
tres ramas el movimiento emergente de la siguiente manera:
A. Emergente Conversacional: Su enfoque se concreta en la revisión
teológica, basando su interés en supuesta misiología. Su deseo es cambiar la
teología evangélica y reconstruirla. Se encuentran en la izquierda teológica. Ahí se encuentran
hombres como Brian McLaren, Scott McKnight, Nancy Murphy, Doug Pagitt, Tim
Keel, Karen Ward, Rob Bell, etc. Muchos
teólogos han dicho, leyendo el libro de Brian McLaren “Everything Must Change”,
que se ha salido de una vez por todas de lo evangélico con su nueva y corrupta
teología.
B. Emergente Atraccional:
Son los defensores de la teología reformada. Podríamos decir que están
en la derecha teológica. Dentro de estos se encuentran hombres como Mark
Driscoll, John Piper, Tim Keller, Matt Chandler, Wayne Grudem, Daniel
Montgomery, quienes siguen las ideas de Calvino, Lutero, Zwingly, y el resto de
los reformistas (Christianity Today. September 2006.)
C. Emergente Encarnacional: Se enfocan en cambiar la estructura de la
iglesia, abogando por las iglesias que se congregan en los hogares. No desean
tener grandes iglesias, a diferencia de los emergentes atraccionales.
Teológicamente se encuentran en el centro. Se encuentran hombres como Bob Hyatt
y Jonathan S. Campbell.
Otra clasificación:
Quizás la siguiente clasificación es más clara. Es la
que aporta Ed Stetzer, Director de Lifeway Research y Lifeway's Missiologist in
Residence. Stetzer divide el movimiento en tres categorías: los relevantes; los
reconstruccionistas; y los revisionistas.
a) Relevantes: Son los que toman el mismo evangelio en
su forma histórica pero buscan hacerlo comprensible a la cultura postmoderna.
Utilizan diferentes métodos de alabanza, predicación, estructura, etc.
b) Reconstruccionistas: Toman el mismo evangelio pero
reconstruyen la forma de la iglesia. Un ejemplo son los que promueven las
‘house churches’ (iglesias hogareñas).
c) Revisionistas: Estos cuestionan y revisan no solo la
iglesia, pero también lo que la mayoría de evangélicos entienden del evangelio.
Estos serían los “conversacionalistas” de Darrin Patrick, el extremo de lo
emergente.
La diferencia entre
“emergent” y “emerging”
Mark Driscoll, divide al movimiento en dos: “Emerging”
y “Emergent”. Con esto quiere distinguir a aquellos que desean buscar
diferentes formas de atraer a más personas a la iglesia sin cambiar la teología
(emerging) y aquellos que para atraer a más personas han iniciado a cambiar el
evangelio para satisfacer al resto de las culturas, adoptando creencias de
estas otras religiones (emergent) (Criswell Theological Review–Spring 2006;
87-93). Mark Driscoll, catalogado dentro del movimiento emergente (‘emerging’)
se refirió en su libro “Confessions of a Reformission Rev...”, diciendo: “Yo
fui parte de lo que ahora se conoce como el movimiento de la iglesia emergente
en sus primeros días…Me tuve que distanciar, sin embargo, de una de sus ramas
debido a diferencias teológicas. Desde el final de los 1990’s, esta rama se ha
conocido como ‘Emergent’. La iglesia emergente es la última versión del
liberalismo. La única diferencia es que el viejo liberalismo se acomodaba a la
modernidad y el nuevo liberalismo se acomoda a la postmodernidad.”
Veamos lo que encontramos en la Wikipedia referente a
lo “emergente” (”emergent”): “Los "cristianos emergentes"
deconstruyen y reconstruyen creencias cristianas, ciertas normas culturales y
métodos. Esa contextualización puede apreciarse en la manera como este
movimiento maneja la epistemología (*) post-fundacional y el abordaje
pluralista del postmodernismo en cuanto a la religión y la espiritualidad” (*)
“Parte de la filosofía que trata de los fundamentos y los métodos del
conocimiento científico” En otras palabras, y como se dice en cristiano
paladino, “hacen de su capa un sayo”. Hacen lo que quieren acomodando esto o
aquello según sus intereses, según la clara y maquiavélica premisa: “El fin
justifica los medios”.
2. Filosofía emergente
“Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros
acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos
que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los
santos” (Judas 3, 4) La visión del mundo
dentro de este movimiento es definitivamente postmodernista. Dentro del
postmodernismo la verdad es tomada siempre bajo sospecha. La preocupación de la
iglesia emergente es presentar un cristianismo que la cultura postmoderna pueda
entender. Pero debido a que el postmodernismo rechaza el concepto de la verdad
absoluta, y a que el cristianismo dice ser la proclamación de la absoluta
verdad, el enfrentamiento entre ambos no se hace esperar, y es inevitable. Desde
un principio, sus postulantes han buscado vivir su fe en la sociedad posmoderna
independientemente de lo que denominan “tradiciones religiosas cristianas”. La
iglesia emergente pretende alcanzar a esta generación postmoderna, pero más
bien ha ocurrido justo lo contrario. Es la iglesia que pretende emerger o
surgir del entendimiento tradicional de iglesia hacia una expresión
postmodernista. Sus adherentes lo ven como “una iglesia postmoderna para una
cultura postmoderna”. Por ello algunos otros títulos asociados a lo Emergente
son: post-evangélico; post-conservador; post-fundamentalista;
post-fundacionalista; post-protestante, y jóvenes evangélicos. Vemos aquí
demostrada una tremenda insatisfacción por parte de los proponentes de lo
emergente y sus seguidores, no sólo hacia las formas dentro de lo evangélico,
sino también en cuanto a los contenidos, y ahí más bien radica el problema.
La “des-construcción”
Emergente
Los Emergentes tienen un modismo particular llamado
“Des-construir” (deconstruct), que significaría algo así como “desmontar”.
Sería lo que un aprendiz de mecánico haría si le presentaran un motor de un
vehículo. Lo desmontaría pieza por pieza para saber que es qué. Los Emergentes
hacen justo esto, pero no sólo con el “marco” (las formas tradicionalistas
evangélicas), lo cual no sería problema, sino con el fondo; con las
declaraciones escriturales. Ahí si tenemos un problema, porque parten de un
posicionamiento de no fe. Además, dado que de partida, por su posición
postmoderna, contraria a lo que ellos llaman “modernismo”, no aceptan absolutos
(por tanto, no aceptan declaraciones de fe), por lo tanto, en sus
“conversaciones” y “diálogos”, jamás pueden llegar a ninguna conclusión,
excepto esta: “no hay conclusión”. Ellos dicen que la Biblia dice que
examinemos todo y retengamos lo bueno (1 Ts. 5: 21), pero el sentido de las
palabras del apóstol Pablo es en relación a las cosas que oímos, que vemos,
etc. no en cuanto a la inerrante Palabra de Dios, la cual jamás miente: “Toda
la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para
corregir, para instruir en justicia” (2 Ti. 3: 16). Lo Emergente es
absolutamente incompatible con la fe cristiana, ya que esta parte de absolutos,
y lo emergente los niega por principio.
En busca del misticismo
perdido
En la Edad Media la gente estaba volcada en el
misticismo, y además, todos creían que
Dios era el autor de todas las cosas. No obstante, para el modernismo,
el hombre era el autor de todas las cosas. A su vez, en el postmodernismo, se
habría creado un misticismo iluminado, un sincretismo o mezcla de ambos
conceptos. Lo Emergente parte de un posicionamiento histórico-filosófico que lo
caracterice: el misticismo. Vemos que las Escrituras para los emergentes son
apreciadas por su misterio y no por su verdad. Es el misticismo lo que les
atrae, la fantasía, lo ilusorio, y el misterio, no la verdad de Dios. No es más
que una forma de escapismo. En ese misticismo recurrente hacia el catolicismo
medieval y monástico, encienden velas, levantan íconos, imágenes. Crean una
atmósfera con diferentes sonidos e impregnada de diferentes aromas, etc. Toda
esa apariencia puede cautivar a aquellos que sólo buscan nuevas sensaciones y
emociones. “Estos son los que causan divisiones; los sensuales, que no tienen
al Espíritu” (Judas 19) El misticismo es parte clave del “cristianismo
emergente", debido al rechazo de la verdad objetiva, la teología
sistemática, la hermenéutica, y en última instancia, el rechazo de la creencia
de que ha de ser válido el lenguaje concreto de Dios acerca de Dios. Con un
concepto incierto de Jesús, conocimiento incierto en cuanto a todo, una
salvación incierta, y una esperanza incierta basada en la idea tenue de que el
reino de Dios está de alguna manera “emergiendo” en el proceso de la historia
mundial, “lo emergente” ofrece la comodidad de las experiencias místicas, que
no suponen ninguna responsabilidad espiritual, sino sólo la búsqueda de la felicidad
personalista y ególatra. El postmodernismo – a diferencia del modernismo -
asegura que nadie puede estar realmente seguro de nada. Esta asunción
aparentemente cargada de humildad pero carente de sentido divino, es la base
filosófica de lo emergente, y lamentablemente este mismo contraprincipio se
aplica a su teología: lo que importa no es lo que el autor dijo, sino lo que el
lector o el espectador experimenta.
Así, todo queda en aras de la subjetividad. Para ser
consecuente con la filosofía postmodernista, los emergentes deben desechar los
dogmas verdaderos, es decir, las doctrinas. Deben purgar la iglesia de un
evangelio exclusivo, una Biblia “autoritativa” y, entre otras cosas, de las
doctrinas molestas como el infierno, el pecado original, etc. Esto es lo que
está sucediendo en este momento. ¿Qué colocan en lugar de esto? De acuerdo al
pensamiento postmodernista: misterio y preguntas. Debido a que las Escrituras
han sido de-construidas, todo lo que queda es el relativismo. (http://sujetosalaroca.org/) En ese sentido Doug Pagitt, recientemente
en una entrevista con Todd Friel de Way of The Master Radio, negó que el
infierno fuera un lugar, y que fuera el propósito de Dios enviar a los
pecadores ahí.
3. Su tremenda insatisfacción
hacia lo tradicional
Brian McLaren escribe así en su famoso libro “Generous
Orthodoxy” pp. 255, 256, 257: “El cristianismo occidental (desde los últimos siglos) ha dicho
relativamente poco acerca de la mente y de las prácticas de meditación, de lo
que el budismo Zen ha dicho mucho. Hablar de cosas diferentes no es
contradecirse unos a otros, es, más bien, tener mucho que ofrecer entre sí, de
vez en cuando por lo menos… se nos ofrece una síntesis de las religiones del
mundo para el diálogo” Cuando uno está insatisfecho con su fe cristiana –
normalmente, porque esa fe es inexistente para él – siempre va a la zaga
buscando que encontrar para llevarse a su boca espiritual. ¿Qué tendrá el
budismo que ofrecer de bueno, sabiendo que es una filosofía diabólica? ¿Cómo es
posible que un líder cristiano (así se presenta él) pueda decir eso que dice, y
por escrito?
El yoga, ¿no es malo?
En entrevista para la televisión Doug Pagitt fue
preguntado acerca del yoga y si un cristianos debería practicarlo, el
claramente dijo que no veía ningún problema en la práctica del yoga. Es más
citó el pasaje de la Escritura de Filipenses 4: 8 (todo lo que verdadero, todo
lo honesto, justo, puro…en esto pensad) para justificar su tropelía. El
yoga es una de las seis doctrinas
tradicionales del hinduismo. La palabra se asocia con prácticas de meditación
en el hinduismo, el budismo y el jainismo. Según sus practicantes, el yoga
otorga como resultado la unión o integración del alma individual con los
dioses, o bien el desarrollo de la conciencia espiritual. El yoga es una
práctica que viene del hinduismo, y tiene mucho que ver con asimilación de
espíritus inmundos. ¡Nada que ver con el cristianismo!
El movimiento emergente surge de la queja contra el
que llamarían el establishment evangélico. Poco bueno sale de lo malo, aunque
siempre hay que estar abiertos a recibir críticas, porque en algunos casos, nos
ayudará a enmendarnos. Dicho esto, prosigo. Aparentemente, la queja de los
proponentes de lo Emergente hacia los posicionamientos conservacionistas podría
ser hasta cierto punto comprensible. Escribe así el Ps. Steven W. Cornell en su
artículo “The Emergent Church- A new wave of evangelical identity”: “Algunos de
los líderes más influyentes en lo Emergente han surgido de los enfoques
conservadores y fundamentalistas del cristianismo. Se desprende de sus escritos
que estos líderes se sienten traicionados por sus enseñadores. Rechazan la
simplista, parcial y enjuiciadora manera como les enseñaron a mirar a las
gentes en el mundo - muchas de las cuales parecen más agradables, humildes y
amables que la gente de sus iglesias
fundamentalistas”. Lo que se entreve del movimiento Emergente, es una gran
falta de discernimiento, y como dije antes, un confundir el fondo con la forma.
Es cierto que hay cristianos profesantes que andan en insinceridad,
parcialidad, deshonestidad, etc. pero ese no es motivo para rechazar el
cristianismo tal y como la Biblia lo enseña, e ir a formas y sobretodo – fondos
- que contradicen en mayor o menor grado ese cristianismo auténtico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario